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El último justo

No es una película perfecta, pero la cantidad de obstáculos que supera Manuel Carballo a lo largo  de los 102 minutos de metraje es más que admirable

El último justo (2007)

El último justo: Un buen patinador

Asomarse al trailer de El último justo antes de ver la película es muy peligroso. El complejo cocktail argumental que se anuncia tiene de to­do: secretos milenarios, secta apocalíptica, siniestros clérigos… ¿está preparada la Humanidad para conocer la verdad? Por si fuera poco, la película es española y la dirige un primerizo director hasta ahora dedicado al videoclip y al cortometraje. La sospecha de que estamos ante un Codigo Da Vinci “a la española” es más que justificada. Pero no es el caso.

Teo es un joven fotógrafo de guerra que se ve implicado en un asesinato cuan­do regresa a casa. Al tratar de averiguar quién le acosa y por qué, descubre que todo guarda relación con la fecha de su nacimiento y con una secta milenaria que cree en la existencia de 36 elegidos: los 36 hombres justos.

No es una película perfecta, pero la cantidad de obstáculos que supera Ma­nuel Carballo a lo largo de los 102 minutos de metraje es más que admirable. En primer lugar porque la sombra del cine norteamericano en el género del thriller policíaco es muy alargada. Y nada peor que una película postiza: ahí tenemos desastrosos resultados recientes como La carta esférica o La señal.


En El último justo, Carballo no intenta competir con Hollywood, pero sí procura lograr una atmósfera que recuerda a las películas de Tony Scott. Los efectos especiales son limitados pero elegantes, se nota la mano del mejicano Marcelino Pacheco, colaborador de Mel Gibson en Apocalypto.

Pero sobre todo, la película sorprende en el cuidado del sonido y en la variedad de efectos -poco conocida en el cine español-, que da dramatismo y tensión a muchas escenas de una acción real más bien reducida. Escenas como la de Diego Martín, sentado en su cama escuchando los innumerables ecos de una ciudad que no para de gritar, muestran la relevancia de un gran trabajo de edición de sonido de Antonio Diego y Jorge Mira, bien acompañado por la música de Zacarías M. de la Riva.

Por otro lado el guión, aparte de mantener un buen ritmo, da algunos matices interesantes a los personajes a partir de temas universales como el miedo al compromiso (bien representado por un convincente Diego Martín), o el sentido del sacrificio (muy natural en la interpretación de Goya Toledo).

Es verdad que hay algún retrato patético (el cura con parche en el ojo, o el guardaespaldas «Shrek» de Federico Lu­ppi), pero también que el argumento es una verdadera pista de hielo en la que Carballo y su equipo técnico aguantan muy bien el equilibrio, acabando la cinta de una manera más que notable.

Ficha Técnica

  • País: España, 2007
  • Fotografía: Javier Salmones
  • Montaje: Xavier Carrasco
  • Música: Zacarías M. de la Riva
  • Duración: 102 m. Jóvenes-adultos
  • Distribuidora: Filmax
  • Estreno: 29.II.2008
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