El último rey

El último rey: Intrigas y traiciones medievales

· Los actores, desconocidos por estas tierras, están acertadísimos en sus papeles, en particular Kristofer Hivju y Jakob Oftebro, héroes entregados a la causa del niño rey Haakon.

Estamos a comienzos del siglo XIII, Noruega -como todos saben- estaba entonces en plena guerra civil, los birkebeiner contra los bagler. La historia termina con la victoria birkebeiner y el reinado del rey Haakon, uno de los más largos y fecundos de la historia noruega. La película cuenta el primer capítulo de esta épica, el nacimiento e intento de asesinato del rey Haakon IV, narrado en La saga de Haakon Haakonson, escrita al poco de fallecer el gran rey.

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El director Nils Gaup, que se dio a conocer en 1987 con la notable El guía del desfiladero -y hace poco (2013) estrenó la simpática fantasía navideña En busca de la estrella de Navidad-, vuelve a sus raíces con una historia que los noruegos conocen bien; a la que se le debe reprochar una licencia nada poética, se la podría llamar “licencia ideológica”: presenta a los malos, al parecer siempre hay malos en una guerra civil, como los partidarios de la Iglesia católica, los buenos serían ¿luteranos del siglo XIII?

Aparte de ese disparate histórico-ideológico, El último rey es una película bien anclada en la historia y costumbres noruegas, y ofrece una interesante aventura, llena de intrigas, traiciones, heroísmo y lucha por la supervivencia; sin duda, el público local reconocerá con facilidad los principales acontecimientos, y el no iniciado no tendrá problemas en seguir la trama. Los actores, desconocidos por estas tierras, están acertadísimos en sus papeles, en particular Kristofer Hivju y Jakob Oftebro, héroes entregados a la causa del niño rey Haakon.

El protagonista absoluto, como sucediera en El guía del desfiladero, vuelve a ser la naturaleza. La fotografía de Peter Mokrosinski muestra la grandeza de aquellas tierras nevadas, vacías, en las que algunas casas, apenas iluminadas con una chimenea o pequeña hoguera, ofrecen refugio al viajero; donde los esquíes son elemento esencial, y donde un combate resulta una operación compleja y ofrece un espectáculo menos “atractivo” que en otras tierras; la naturaleza impone sus reglas y tanto el realizador como el director de fotografía saben transmitirlo.