Elvis: Un chaval de Memphis con tupé engominado

· Crítica de Elvis | Estreno 24 de junio de 2022.
· Permanecen todas las claves del cine precedente del director y guionista australiano. Estamos ante un espectáculo audiovisual muy vistoso que apela sin disimulo al vértigo.

Baz Luhrmann cumplirá 60 años en septiembre de 2022. Con su esposa Catherine Martin -diseñadora de producción y de vestuario además de coproductora- afronta una película sobre la vida del cantante norteamericano nacido en Tupelo, Misisipi, en 1935, y muerto en Memphis en 1977. Luhrmann ha dirigido seis largos desde 1992. Además hizo una serie, The Get Down, y bastantes piezas publicitarias. Nueve años habían pasado desde El Gran Gatsby.

En Elvis permanecen todas las claves del cine precedente del director y guionista australiano. Estamos ante un espectáculo audiovisual muy vistoso que apela sin disimulo al vértigo, con escenas realmente sensacionales, muchas de ellas con un gran poder de sugestión. A cambio, su película -como las anteriores- resulta irregular en su conjunto, por el uso de un montaje que mete en la batidora el melodrama sin sentido de la medida. Lo que empieza muy bien en Elvis se atasca al cabo de sesenta minutos y tiene unos enormes problemas de ritmo y de progresión de tramas, que se acentúan en el final, al que se llega por derribo, tras más de dos horas y media de metraje que resultan agotadoras. Maldita la falta que hacen los rótulos finales…

La película está muy bien interpretada, con un Austin Butler sensacional. Llama la atención la enorme importancia que concede el guion al personaje de Tom Parker, agente del cantante que interpreta Tom Hanks. La historia está escrita a ocho manos, incluyendo las de Luhrmann y Craig Pearce y… vaya si se nota el exceso de manos: hay demasiados momentos en los que parece que uno de los guionistas golpease la mesa de montaje y dijera: “eh, qué hay de lo mío”. Y se hace el inserto a cascoporro… El extraordinario vestuario de Catherine Martin está acompañado por el trabajo de un magnífico y multitudinario equipo de peluqueros y maquilladores.

Elvis es la historia de una estrella que brilla de manera deslumbrante durante dos décadas. Un cantante que hace del rockabilly interpretado en vivo una suerte de trance órfico que provoca histeria y fetichismo. Algo que luego se ha extendido en los conciertos de muchos grupos de música. Presley procede de una familia muy modesta y se había criado escuchando a músicos de raza negra que hacen rhythm and blues con un carisma arrollador. El chico tímido absorbe todo como por ósmosis, sin haber estudiado música en ningún momento. Elvis Presley es blanco y mueve las piernas con desenfreno…

La historia está contada sin pedantería ni mitificaciones, pero con lenguaje rococó. En ese sentido, se entiende el empeño por colocar al coronel Parker, su manager, más como un testigo que como un antagonista en el territorio del showbusiness. La estrategia no termina de funcionar, entre otras cosas porque cuando Elvis entra en declive, se pasa de puntillas para no salirse del tono operístico que tanto gusta a Luhrmann. Algo por el estilo ocurre con la carrera cinematográfica del cantante.

Elvis es una buena película que podría haber sido mejor. O bien, una película que no daba para más como biopic. No sé muy bien por qué opción decantarme. Lo que me parece claro es que hay una pieza clave en el tablero de la partida magistral que es Moulin Rouge. Esa pieza, un romanticismo desatado, brilla por su ausencia en Elvis.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Mandy Walker
  • Montaje: Matt Villa
  • Música: Elliott Wheeler
  • Duración: 159 min.
  • Público adecuado: +16 años
  • Distribuidora: Warner
  • Australia, 2022
  • Estreno: 24.6.2022
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