En la ciudad sin límites: Grandes interpretaciones en una historia poco creíble

En la ciudad sin límites | Víctor (Leonardo Sbaraglia) vuela a París, donde su padre Max (Fernando Fernán-Gómez) está hospitalizado, enfermo de cáncer en estado terminal. Frente a su esposa (Geraldine Chaplin) y los otros dos hijos, Luis y Alberto, el enfermo se comporta de modo extraordinariamente extraño. Entre otras cosas, ha intentado huir desesperadamente del hospital. ¿Es que teme a la propia familia, o la enfermedad le ha producido sencillamente demencia?

Víctor consigue ganarse la confianza de su padre, quien le da instrucciones absurdas: le pide que llame a un número de teléfono inexistente, que busque a una persona que al parecer falleció hace muchos años…

Con su portentosa interpretación y sin apenas necesidad de moverse, Fernán-Gómez imprime su sello a esta película, que en sus mejores momentos ofrece un suspense digno de Hitchcock. Como los filmes del gran director británico, va tendiendo pistas falsas al espectador, quien nunca sabe si Max es realmente víctima de un complot o si éste sólo existe en su enfermiza imaginación.

El personaje de Adriana Ozores muestra con cierto desgarro el dolor de una esposa y madre que se ve dejada de lado por el marido que ha encontrado una «nueva» más joven, con lo que se ofrece un contrapunto a la familia aparentemente tan unida de Max y da una nota de profundidad al filme… así hasta casi el final, cuando la trama urdida con tanto suspense se desvanece en una decepcionante y nada creíble historia de homosexualidad reprimida durante cuarenta años. ¡Qué dilapidación de talentos y de ideas!

Ficha Técnica

  • País: España/Argentina, 2002
  • Fotografía: David Acereto
  • Música: Víctor Reyes
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