En los márgenes

En los márgenes: Salir adelante

· Crítica de En los márgenes | Estreno 7 de octubre de 2022.
· Botto invita al espectador a fijarse en los demás y, en la medida de lo posible, a arrimar el hombro.

En los márgenes cuenta un día en la vida de Rafa, abogado laboralista. Rafa, a quien da vida un enorme Luis Tosar, pasa un día corriendo de un lado a otro, intentando -casi siempre sin éxito, siempre con un «no me jodas» en los labios- ayudar a diversas personas necesitadas: a una inmigrante que va a perder la custodia de su hija, a una cajera de un supermercado que va a perder la casa, a su pareja, a punto de dar a luz.

En paralelo vemos la historia de Germán, empresario arruinado que no se atreve a responder a las llamadas de su madre. Las historias se cruzan en diversos puntos.

En los márgenes es el primer largometraje que dirige Juan Diego Botto (Silencio en la nieve, Todo lo que tú quieras). Se trata de una buena opera prima, generosa y entusiasta, bien que con una serie de pequeños defectos típicos de un primerizo que se olvidan con relativa facilidad gracias a un gran reparto.

Se trata de cine social que juega a las historias cruzadas. Algunos de esos cruces solo tienen un valor anecdótico, otros son oportunos, uno de ellos es muy forzado. Cruces aparte, Botto invita al espectador a fijarse en los demás y, en la medida de lo posible, a arrimar el hombro. Nada nuevo.

Más interesante es que muestra a las claras que el entusiasmo individual no basta para cambiar las cosas, la realidad es muy compleja. Mejor aún, y es la historia central, la que vale, pone a Rafa y al espectador ante la familiar paradoja de desarrollar una incansable actividad a favor de perfectos desconocidos a la vez que se ignoran las necesidades de amigos y familiares que deberían importar, al menos, tanto como los otros.

No todas las historias están igual de bien resueltas. El diálogo es fundamental en esta película. Los hay de todos los calibres: el de Germán con su compañero argentino es antológico, algunos de Rafa con su hijastro son excelentes, otros son tópicos o discursivos.

En cualquier barrio periférico de una gran urbe -da igual que sea Madrid, podría ser cualquier otra- con gente luchando por salir adelante o ya derrotados, se dejan oír unas maniqueas cuñas publicitarias a favor o en contra de determinados partidos políticos. Casi da la risa este guiño al Eisenstein más primitivo. Pero se trata de una falta de sutileza que no empeña la bondad de esta cinta.