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En ninguna parte

Cárcano se atreve a abordar conflictos muy cercanos al hombre de a pie y los trata con sencillez, sin asomo de truculencia y alejado también de cualquier pedantería

En ninguna parte (Miguel Ángel Cárcano, 2004)

En ninguna parte: Gasolinera perdida

Miguel Ángel Cárcano, argentino de 33 años, firma con En ninguna parte su opera prima, como casi todas una pequeña película. Con poco presupuesto, modesta distribución (se estrena en el Pequeño Cine Estudio de Madrid y se pretende llegar después a 20 salas nacionales) y rodada en formato digital, recrea, casi en tiempo real, el encuentro de seis personas que coinciden en una gasolinera abandonada en medio de la provincia de Guadalajara.

Se nota la precariedad de medios, que es demasiado patente en algunos momentos, y la inexperiencia del realizador, tanto en el ritmo de la película como en la dirección de actores -excepto en el caso de los que no necesitan que se les dirija, como Héctor Alterio-. Sin embargo, se agradece mucho la humanidad de los personajes, la normalidad y nobleza de sus relaciones, a pesar de los fallos de cada uno, la posibilidad de redención y, en definitiva, la apertura a la esperanza.

Cárcano se atreve a abordar conflictos muy cercanos al hombre de a pie -la muerte y el recuerdo, el hastío vital, la dificultad de comunicarse, la necesidad de demostrar el amor a través de gestos…- y los trata con sencillez, sin asomo de truculencia y alejado también de cualquier pedantería. No hay apenas, ni siquiera, un tono discursivo. Hay, parece más bien, una mirada y una actitud de búsqueda, de tratar de encontrar algunas soluciones que ayuden a salir de los callejones en los que a veces se ve inmersa la existencia.

Ficha Técnica

  • País: España/Argentina, 2004
  • Fotografía: Martín Judewicz
  • Montaje: Raquel Torres
  • Música: Jorge Magaz
  • Distribuidora: I+D+C
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