De óxido y hueso: Almas mutiladas
De óxido y hueso: En la senda de Un profeta, pero muy por debajo de ésta, Audiard rueda un drama de superación bien interpretado pero escaso de guión.
Después de un par de títulos muy meritorios –Un héroe muy discreto, De latir mi corazón se ha parado– Jacques Audiard convenció hace dos años con un duro drama carcelario, Un profeta, que conquistó a la crítica y recogió premios allí por donde pasó. Se esperaba mucho de su siguiente película anunciada como un poderoso drama protagonizado por Marion Cotillard (que son palabras mayores).
Falsas esperanzas. De óxido y hierro comparte algunos rasgos con Un profeta; un estilo cuasi documental, el modo nervioso de mover la cámara, una magnífica fotografía quemada, un envoltorio visual muy poderoso y una buena dirección de actores. Comparte también un cierto tipo de personajes que se mueven en los estrechos márgenes que la sociedad, la mala suerte o ellos mismos les dejan. En este caso, los protagonistas son un treintañero absolutamente básico, padre de un hijo de siete años al que apenas conoce y al que no sabe cuidar, que malvive con empleos en la frontera del delito y cuya única motivación es el sexo rápido y sin compromiso, y una joven cuidadora de orcas que, por un dramático accidente, pierde las dos piernas a la altura de la rodilla.
Pronto la relación entre ellos se va a focalizar en el sexo, un sexo despersonalizado y frío, suficiente para él pero no para ella, que le pide en un momento dado que “sigamos juntos, pero no como animales”. Ésta es la clave de la historia, dos personajes animalizados, que han tirado la toalla y se han rendido a la desesperación, a lo cutre, a lo inmoral, al delito y que, a lo largo de la película, tratarán de seguir adelante “pero de otra manera”. Dicho así queda muy bien, y la realidad es que hay momentos interesantes y la reflexión de cómo un cuerpo roto y un alma mutilada tratan de encontrarse y redimirse podría haber dado lugar a una película de gran riqueza, pero el problema es que la historia está mal contada, o mejor dicho, la historia en vez de rica parece pobre y se va quedando enganchada hasta el tramo final que, por otra parte, resulta excesivamente previsible.
A la película le falta hondura, diálogos, evolución de los personajes: en definitiva, le falta guión. Y no se puede contar una historia así sin profundidad y buena escritura porque, al final, la sensación de artificio puede con el resto. Y lo que se presenta como un potente drama puede terminar muy cerca de un convencional melodrama de superación. Ojo, no lo es… pero coquetea con la posibilidad.
Audiard, además, tiene fallos de principiante como subrayar los defectos del protagonista con situaciones muy vistas o cargar excesivamente la mano en unas escenas escabrosas innecesariamente explícitas que acaban descompensando la historia.
Al final quedan dos magníficos actores vagando como almas en pena por una película oscura, incómoda, muy violenta, bien rodada, muy interesante a ratos, que promete mucho y que da menos de lo que se esperaba.
Ficha Técnica
- Dirección: Jacques Audiard,
- Guion: Thomas Bidegain, Jacques Audiard,
- Intérpretes: Marion Cotillard, Matthias Schoenaerts, Céline Sallette, Bouli Lanners, Armand Verduse,
- Fotografía: Stéphane Fontaine
- Montaje: Juliette Welfling
- Música: Alexandre Desplat
- País: Francia, Bélgica
- Año: 2012
- Distribuidora: Vértigo
- Duración: 120 minutos
- Público adecuado: Mayores de 18 años (V+X+)
- Estreno: 14/12/2012
De rouille et d’os