Reality: Dejadme entrar

Reality. El italiano Matteo Garrone deslumbró hace cuatro años con Gomorra, la adaptación de la novela de Ro­berto Saviano sobre la mafia napolitana. A­de­más de ganar el premio del Jurado en el festival de Ca­nnes, Gomorra consiguió el favor de la crítica que va­loró la fuerza y el realismo de una cinta que, con un tratamiento cuasi documental, se acercaba más­ a la realidad que otras visiones cinematográfi­cas so­bre la mafia.

Garrone afirma que con Reality quería cambiar de registro -y lo hace- y escribir algo más ligero, y es­to no lo consigue del todo porque, como ha seña­la­do algún crítico, Reality da más miedo que Gomorra.

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Y eso, a pesar de su aparentemente liviano argu­men­to. Luciano es un buen hombre que vive en Nápoles con su mujer, sus tres hijos y un montón de fol­clóricos primos y tíos. Tiene una pescadería y ga­na un dinerillo vendiendo termomix. Además, a­le­gra las fiestas de sus amigos haciendo de modes­to show­man. La vida de Luciano dará un vuelco el día que se presente al casting de Gran Hermano y­ se ob­sesione con la idea de que su existencia cam­bia­rá cuando participe en el concurso.

La cinta volvió a convencer en Cannes donde se al­zó con el premio del Jurado. Y se entiende el premio. La idea que desarrolla Garrone es tan doloro­sa como lúcida y el proceso que relata -la des­composición de una persona buena por un motivo tan absurdo- pone la piel de gallina. Hay momentos -como las escenas en las que Luciano mira em­belesado una pantalla que lo único que refleja es la estupidez del ser humano- que dibujan una bru­tal radiografía de toda una sociedad. Una socie­dad que, por cierto, es la nuestra.

El problema de Reality es, precisamente, que da la­ impresión de que el divertimento ligero que Garrone pretendía, al no ser tan ligero, se le ha ido de­ las manos. Bajo un envoltorio cómico, el cineas­ta italiano tiene una bomba pero, en lugar de hacerla estallar, se dedica a pasearla durante todo el me­traje. Y al final queda una sensación de haber asis­tido a una idea interesantísima pero alargada, es­tirada, poco concluida. Una crítica perfectamen­te interpretada y sabiamente ambientada (con un to­no que conecta directamente con el neorrealismo ita­liano en el que Garrone confiesa haber bebido), pe­ro simplemente apuntada. Y cuando alguien ha­ce un diagnóstico tan certero lo menos que se le pi­de es… que remate la faena.

Ficha Técnica

  •  Marco Onorato  
  • Montaje: Marco Spoletini  
  •  Alexandre Desplat 
  • Distribuidora: Wanda  
  •  115 minutos  
  • Mayores de 16 años (X-)
  • Estreno: 9/11/2012

Italia / Francia. 2012. 

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