Todo es silencio: Poca historia, mal contada

Años 60. Fins y Brinco son dos adolescentes de Noitía, un pueblo de la costa atlántica gallega. Aunque amigos, tienen un motivo de rivalidad llamado Leda, una chica que se inclina por Fins. Éste debe irse del pueblo repentinamente. Cuando vuelve, 20 años después, encuentra todo cambiado. La trama amorosa se inserta en una historia de corrupción y narcotráfico que afecta a todo el pueblo, con Mariscal, el omnipresente y poderoso capo.

José Luis Cuerda ya llevó al cine una novela del escritor­ gallego Manuel Rivas, La lengua de las mariposas (1999); una película correcta y maniquea, por la que se lle­vó el premio al Guión Adaptado en la correspondiente e­dición de los Goya. Con estos antecedentes, a sus 65 a­ños Cuerda vuelve a Rivas, que se encarga de adap­tar su pro­pia novela… y no lo hace bien.

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Ha pasado el tiempo y las cosas han cambiado. Corren aires nuevos en el cine español. Vivimos un momento a­pa­sionante, con la emergencia de directores que lanzan al­ mercado películas rompedoras, diferentes: aunque sea rá­pidamente recordemos títulos recientes, de gé­neros tan dis­pares como Blancanieves, de Pablo Berger, Lo imposible, de Juan Antonio Bayona (ya es la pe­lícula con estreno más taquillero de la historia del cine en nuestro país), y el logro en animación de Enrique Gato con Las aventuras de Tadeo Jones.

En este contexto, Todo es silencio se queda descoloca­da, fuera de lugar en la carrera por el éxito comercial y de crítica. Es una película de un realizador experimentado an­clado en el pasado… su cine es sencillamente an­tiguo.

Cuando escribes de una película que está bien roda­da, malo. El montaje de Nacho Ruiz Capillas, siempre co­rrec­to, deja aún más claro que el problema no es técnico. La pe­lícula no “suena” real. En primer lugar porque hay fallos en la construcción y la caracterización de los persona­jes: no quedan claras algunas motivaciones fun­­damentales de Leda y Fins (dos de los tres prota­go­nistas) y a lo largo del metraje los dos sufren una evo­lución muy poco convincente.

Cuerda descuida la dirección de actores, algo en lo que, por lo general, el cine español ha mejorado. Desta­ca en po­sitivo Luis Zahera, en su corta intervención co­mo pa­dre de Fins, único personaje realmente atracti­vo y auténtico de la historia.

Las secuencias de Cuerda son de cartón-piedra, tras­no­­chadas, con diálogos tópicos y planos. Se agradecen al­gu­nos apuntes de humor, escaso en la historia. Y, aun­que la película no se mete por vericuetos políticos e ideológicos­, el contrabandista que encarna Juan Die­go se marca un­ anticlericalismo muy propio, es decir, de contrabando. Al­ no funcionar las subtramas hay po­co donde agarrarse.

Todo es silencio inauguró la 57º edición de la Seminci el pasado 20 de octubre.

Ficha Técnica

  •  Hans Burmann  
  • Montaje: Nacho Ruiz Capillas  
  •  Sergio Moure
  •  Distribuidora: Filmax  
  •  119 minutos  
  • Mayores de 18 años (X)
  • Estreno: 9/11/2012

España. 2012. 

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