Exils

Exils: División de opiniones

El director argelino de 56 años Tony Gatlif (El extranjero loco, Vengo o Swing) pasa por ser uno de los cineastas europeos más singulares de la última década, y también uno de los que más ha dividido a la crítica. Exils, ganadora de la Palma de Oro al mejor director en el Festival de Cannes 2004, ahonda esa división de opiniones.

Zano y Naïma, una inestable pareja parisina, unidos más por el sexo y la música que por el amor, están hartos de la sociedad individualista en la que viven. Por iniciativa de Zano, deciden viajar casi sin dinero desde Francia hasta Argelia en busca de las raíces familiares, culturales y sociales de él. Este viaje iniciático de marcado carácter musical les permitirá conocerse mejor y enriquecerse con la cultura gitana del sur de España, y con los diversos musulmanes que se van encontrando ya desde Andalucía.

Gatlif logra una puesta en escena original, de agresiva planificación, áspera fotografía y muy dependiente de las caóticas evoluciones de la banda sonora, plagada de ritmos flamencos y árabes, y en su mayor parte compuesta por el propio director y Delphine Mantoulet. Sin embargo, esa calidad formal está al servicio de unos personajes herméticos y excesivos, cuyas motivaciones no están nada claras, y en los que el instinto sexual resulta artificiosamente enfermizo.

Gatlif pasa de puntillas por casi todas las posibles reflexiones sociales y morales de su historia -por ejemplo, respecto a la explotación de los inmigrantes en España o a la represión de la mujer en los países musulmanes-, y se planta en una pobre y difusa reivindicación de la tolerancia, el mestizaje, el sufismo y la música como ámbito de solidaridad.