Qué extraño llamarse Federico: En busca de Federico

Fellini está sentado en su silla de espaldas a la cámara; lleva abrigo, bufanda y sombrero; un megáfono en el suelo, al alcance de la mano; frente a él -y a nosotros-, el mar, un mar falso, en croma, cuyo artificio se muestra deliberadamente. Se oyen, en español, unos versos de Lorca: «entre los juncos y la baja tarde, ¡qué raro que me llame Federico!», versos que han provocado el título de este cuasi documental, Qué extraño llamarse Federico.

El título original es más largo y más preciso, Che strano chiamarsi Federico. Scola racconta Fellini: la película tiene un narrador con nombre propio. Scola ha realizado esta película con ocasión del vigésimo aniversario de la muerte de Fellini; cuando ya había superado los ochenta años y llevaba diez sin rodar. Quería recordar a su amigo y compartir sus recuerdos y por eso, aunque inicialmente llame la atención, se entiende que esta película no sea ni un documental, ni un biopic, es simplemente un homenaje, el recuerdo de un amigo.

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Scola utiliza imágenes de archivo, imágenes de películas y escenas nuevas, reconstrucciones, unas en blanco y negro, en color otras; entrevistas -algunas en off-, y utiliza también un narrador que se pasea por el plató, y una variedad de composiciones que emulan a Fellini.

Qué extraño llamarse Federico (Ettore Scola, 2013)
Qué extraño llamarse Federico (Ettore Scola, 2013)

La película tiene una estructura peculiar, que salta al hilo de los recuerdos, y de las imágenes elegidas para contarlos. Comienza en blanco y negro recordando a los orígenes profesionales de ambos directores en la redacción de la revista satírica Marco Aurelio: Federico, a los 19 años; más tarde llegó a la misma redacción Ettore con 16. Hay un momento en que sus miradas se cruzan y comienza una amistad que duraría hasta la muerte. A partir de ese momento Scola aparece en casi todas las escenas junto a Fellini, en pie o sentados, caminando o en coche; hablan mucho y la mayoría de los diálogos son reales, se trata de dichos auténticos de Fellini. Scola se ciñe a la realidad que él conoció en primera persona y huye de la crónica, la biografía o la erudición. Por ello las reconstrucciones han sido rodadas en el Estudio 5 de Cinecittà, por eso la estructura narrativa es caprichosa, y por eso aquellos que conocen la vida y obra de Fellini pueden sentir que no han aprendido nada nuevo.

Sin embargo esta, llamémosle divagación nostálgica, experimento sugerente, revela el mundo y la obra de un autor exuberante, no sólo por lo que cuenta, sino por el modo de contarlo; a las imágenes de las películas clásicas (Amarcord, 8 1/2, La dolce vita, La Strada…) se superponen otras, no menos surrealistas, de nueva creación, y los decorados son de Luciano Ricceri, que trabajó con Fellini, la fotografía de Tovoli, casi cuarenta años con Scola, emula la iluminación de Giuseppe Rotunno, operador de Fellini; y el homenaje final, un montaje rápido, en el que aparecen fragmentos de casi toda su obra, es un poema visual.

En vida Fellini influyó en el mundo del cine, pero a su muerte fue rápidamente ignorado. Sin duda se le admiraba pero difícilmente se le podría imitar; tal vez ni siquiera sea deseable, era irrepetible. Pero tampoco hay que olvidarlo y Scola, con elegancia, provoca el deseo de ver -o volver a ver- el cine de Federico.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Luciano Tovoli
  • Montaje: Raimondo Crociani
  • Música: Andrea Guerra
  • Duración: 96 min.
  • Distribuidora: Surtsey
  • Público adecuado: +16 años
  • Estreno en España: 30.04.2015

Che strano chiamarsi Federico! Italia, 2013

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