Flyboys: Héroes del aire

Flyboys: Héroes del aire | Una guerra de juguete

Tony Bill (reconocido y premiado pro­­­ductor de El golpe, 1973, o Taxi dri­­ver, 1976, y discreto director de obras como Mi guardaespaldas, 1980, o Co­ra­zón indomable, 1993) dirige esta película so­bre la historia real de la Escuadrilla La­fa­ye­tte, compuesta por aviadores americanos que, desde 1916, ayudaron voluntariamente a los franceses ante los ataques aéreos alemanes.

La película fue estrenada en 2006 en Es­ta­dos Unidos con unos ingresos mínimos en taquilla. Este dato no siempre habla de la calidad cinematográfica de la cinta (si así fuera sería indiscutible que las obras maestras de 2006 fueron Borat y Saw 3, mientras que La joven del agua fue una de las peores del año). Pero en este caso, tratándose de una pe­lícula de aventuras de corte clásico que fundamentalmente busca entretener, el fracaso eco­nómico es también artístico.

Y es que la Guerra Mundial que recrea To­ny Bill (California, 1940) es una guerra de ju­guete en la que los soldaditos-playmobil aprovechan el día para, más que luchar, jugar con los aviones hasta que se hace tarde y hay que volver a casa (un lujoso castillo francés).

Además, los soldados siempre están limpios y perfectamente engominados (envidiable el aspecto reluciente de James Franco nada más estampar su avión contra un árbol).

Este tono “amable”, que podría ser una característica de “diseño”, parece más bien un defecto no deseado de una obra que intenta imi­tar a las películas de aventuras de Spiel­berg en el tono y, sobre todo, en la música (la omnipresente composición de Rabin hace lo que puede por copiar a las emocionales bandas sonoras de John Williams, especialmente la de El patriota, 2000). Pero la pa­­sión por los aviones de estos flyboys se queda muy lejos de la expresada en películas co­mo El imperio del sol (1987) o incluso Al­ways (1989).

Por si fuera poco, el guión da muy poca vi­da a la relación entre los compañeros de la Escuadrilla, los 140 minutos de duración se aca­ban haciendo muy largos y los combates aéreos no son precisamente deslumbrantes.