Foxcatcher

Miller ya había ensayado en Moneyball una suerte de falsa película deportiva. Foxcatcher da un paso adelante, toma el deporte como excusa y propone un análisis psicológico profundo

Foxcatcher

Foxcatcher: Un prototipo de antibiopic

· Más allá del hecho económico, hay una coherencia asombrosa entre títulos como La gran estafa americana, Zero Dark Thirty o este Foxcatcher que nos ocupa.

Bennett Miller sigue la senda marcada por su amado Truman Capote con un filme que pretende «observar una realidad, no contarla». Como A sangre fría, la novela fundadora del género, Foxcatcher muestra unos hechos pretéritos sometidos a un proceso de vaciado. Paradójicamente cuanto más fiel se muestra el film a los acontecimientos mayor es la extrañeza que provoca.

La clave de la película es la ironía un recurso no tanto del gusto de Miller como de su productora, la señorita Megan Ellison, la auténtica auteur encubierta del nuevo cine americano. Que esta mujer de apenas veintinueve años haya producido las últimas obras maestras de la Bigelow, Paul Thomas Anderson o Wong Kar Wai habla muy bien de su músculo financiero en una época en que los autores más tradicionales del cine americano parecen flaquear a la hora de conseguir dinero para proyectos más adultos.

Sin embargo más allá del hecho económico hay una coherencia asombrosa entre títulos como La gran estafa americana, Zero Dark Thirty o este Foxcatcher que nos ocupa. Las tres son películas muy precisas en su narración periodística, cuentan tres historias más grandes que la vida. Hasta ahí nada ajeno al modelo del cine americano de prestigio. Sin embargo es la egomanía de sus protagonistas, la absoluta falta de contacto con la realidad que demuestran amparados en sus obsesiones lo que termina por dinamitar el modelo convencional de historia basada en hechos reales que las tres proponen.

Foxcatcher es el prototipo de esa especie de antibiopic que propone su productora. Cuanto mejor es la caracterización de Steve Carell –nominado al Oscar-, cuanto más texturada y atmosférica la fotografía de la finca de los Dupont donde transcurre la acción, cuanto más fiel es la ambientación de los combates en los que participan los hermanos Schultz, más irreal resulta todo lo que se nos está contando.

Miller ya había ensayado en Moneyball una suerte de falsa película deportiva. Foxcatcher da un paso adelante, toma el deporte como excusa y propone un análisis psicológico profundo. Las relaciones de poder que se establecen entre el multimillonario Dupont encarnado por Carell y el ingenuo Schultz -un Chaning Tatum eléctrico- dotan al filme de vuelo y universalidad. Estamos ante cuento cruel que haría las delicias del Losey de El sirviente.

Buena película por tanto, de una profundidad inesperada, nada acomodaticia y que permite esperar nuevos logros por parte de sus responsables. Y sólo una advertencia, se disfruta más si no se ven trailers ni se busca información sobre la historia real en la cual se basa.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Greig Fraser
  • Montaje: Jay Cassidy, Stuart Levy, Conor O’Neill
  • Música: Rob Simonsen
  • Duración: 129 min.
  • Distribuidora: Vértigo
  • Público adecuado: +16 años
  • EE.UU., 2014.
  • Estreno en España: 6.2.2015
Suscríbete a la revista FilaSiete

Salir de la versión móvil