Galveston

Galveston: Primera película

· Galveston es pequeña, muy pequeña. Ben Foster y Elle Fanning defienden bien sus trágicos personajes, naú­fragos en mares sórdidos de crímenes y depravación.

La actriz Mélanie Laurent (Malditos bastardos) dirige su quinta película con un drama criminal escrito por Nic Pizzolatto que adapta una novela propia. El guionista de True Detective cuenta la historia de un asesi­no a sueldo cuya vida sin sentido se cruza con la de una jo­ven prostituta de la que se apiada para meterse en serios pro­blemas, más serios aún de los que ya tenía.

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La película es pequeña, muy pequeña. Ben Foster y Elle Fanning defienden bien sus trágicos personajes, naú­fragos en mares sórdidos de crímenes y depravación. La historia la hemos visto muchas veces y la mirada de Pizzolatto sobre el asesino hastiado que huye de sí mismo y sabe que juega en el tiempo de descuento no es es­pecialmente brillante. El malditismo de este tipo de auto­res como Pizzolatto hace que cualquier gesto de hu­manidad parezca mucho más grande de lo que realmen­te es.

De esas películas que sirven a un director novel para fo­guearse. Pero para ser una quinta película se puede es­perar más, mucho más. La comparas con Lean on Pete y se te viene abajo. Quizás el problema del manierista Pi­zzolatto y de Laurent al leerlo es uno muy extendido en­tre los guionistas y directores de cine in­die: han olvidado que el cine tiene poder sanador y eso no implica que sea cine de púlpito o de autoayuda. Ahí están gente como Koreeda (El tercer asesinato), Paw­likowski (Cold War), Kawase (Hacia la luz) o en me­nor medida Jarmusch (Paterson) para demostrarlo.