Guerra de novias: Barbies descerebradas

Una boda en el Hotel Plaza de Nueva York marcó la infancia de Liv y Emma. Durante veinte años no han dejado de soñar y ahorrar para tener una boda igual a aquella tan memorable. Liv es una abogado de éxito y Emma una maestra de escuela. Cuando sus respectivos novios les piden boda empieza la cuenta atrás. Así empieza Guerra de novias.

No cabe la menor duda de que el origen de esta película se encuentra en éxitos como El diablo viste de Prada, Sexo en Nueva York y títulos similares. Todo en la cinta habla de lujo, consumo compulsivo, gente guapa diciendo tonterías y nada más… bueno, sí, la inevitable moraleja final que dice que «en el fondo todo ese accesorio no es lo importante, lo que cuenta son los valores, la amistad, el amor y la sana búsqueda de la felicidad».

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En la película solo hay dos buenas actrices comportándose como barbies descerebradas, acompañadas de novios insulsos, inmersas en situaciones pretendidamente graciosas y diálogos supuestamente chispeantes, muy tópicos todos ellos.

El director Winick tiene películas como El sueño de mi vida y La telaraña de Carlota. Los guionistas son tres actores (un hombre y dos mujeres) con poca experiencia en la escritura.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (Bride Wars, 2009)
  • Fotografía: Frederick Elmes
  • Montaje: Susan Littenberg
  • Música: Edward Shearmur
  • Duración: 90 min.
  • Público adecuado: Adultos
  • Distribuidora: Fox
  • Estreno: 16 enero 2009
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.