Hasta siempre, hijo mío: Después del Festival
· Hasta siempre, hijo mío | Dos familias, dos niños, un trágico accidente condiciona la vida de unos personajes resignados a un futuro que difícilmente puede ser peor.
Nacido en Shanghai en 1973, este director chino ganó el premio del jurado en Berlín 2001 (La bicicleta de Pekín), el mismo galardón en Cannes 2005 (Sueños de Shanghai) y el premio al guion en Berlín 2008 (In love we trust). En Berlín 2019 los protagonistas de esta película río fueron destacados como mejor actriz y actor del certamen.
Xiaoshuai Wang, enclavado en la Sexta Generación de los cineastas chinos, gusta de las cintas largas y en esta sobrepasa las tres horas para desarrollar una historia que se extiende durante 30 años. Sú crónica familiar retrata las devastadoras consecuencias de la política del hijo único implantada en China entre 1979 y 2016.
Si el fondo de la historia puede resultar interesante y hasta encomiable (téngase en cuenta que la película ha sido aprobada por las autoridades chinas, a pesar de mostrar las injusticias del maoísmo y las arbitrariedades de la apertura posterior a la economía capitalista en algunas zonas del país), no se puede valorar la forma, la narrativa que maneja Xiaoshuai con indulgencia.
El director maneja un guion mediocre y lo cuenta rematadamente mal. Hay, eso es así, secuencias aisladas con mucha fuerza: ese saludo del protagonista -vuelve a Beijing tras 30 años de ausencia- a una estatua de Mao situada delante de un centro comercial con socarrón nombre en inglés (Victory Mall); la tumultuosa reunión de los trabajadores con los directivos de la factoría que les anuncian despidos patrióticos. Pero también hay tramos en los que parecemos inmersos en un culebrón mediocre y plomizo que solo se salva por la calidad de los actores.
Son demasiados, a mi juicio, los reconocimientos de festivales de categoría A para un director que está muy lejos del talento no solo del veterano Yimou, sino de su coetáneo Jia Zhangke. En esta película en la que el título español ya es una advertencia disuasoria, el conflicto enrevesado y artificioso se pone al servicio de un ejercicio muy del cine chino que parece libre, pero no lo es: dar con el codo y como de paso a cuestiones que se perciben como injustas, sin que parezca que estás poniendo en cuestión un sistema que pervive, adaptado a los tiempos, pero igual de férreo en su plan para hacer ingeniería social sin respetar los derechos de las personas a las que trata como gente necesitada de tutela y reeducación permanente.
Dos familias, dos niños, un trágico accidente condiciona la vida de unos personajes resignados a un futuro que difícilmente puede ser peor. Esa resignación contagia el tono de la película que va dando tumbos desde el término de la primera hora y que camina hacia el tramposo final de una manera que logra exasperar al santo Job.
Sé que soy duro, pero hay veces que conviene serlo, porque un visionado de un espectador soberano en una sala comercial no siempre resulta equivalente a uno que se hace en un festival cumpliendo con el oficio de crítico o con la audacia del asistente que quiere ver cine en ese contexto. En esos festivales en que los comités de selección no saben, no quieren o no pueden prescindir de películas prescindibles.
Ficha Técnica
- Dirección: Xiaoshuai Wang,
- Guion: Mei Ah, X. Wang,
- Intérpretes: Liya Ai, Du Jiang, Zhao-Yan Guo-Zhang, Jingjing Li, Xi Qi, Jingchun Wang, Roy Wang, Cheng Xu, Mei Yong,
- Fotografía: Hyun-seok Kim
- Montaje: Lee Chatametikool
- Música: Dong Yingda
- Duración: 175 min.
- Público adecuado: +16 años
- Distribuidora: Avalon
- China (Di jiu tian chang), 2019
- Estreno: 27.9.2019