Héroe a rayas

Héroe a rayas: Buen cine familiar

Héroe a rayas | El sueño de Rayas es competir en el hi­pódromo con los caballos de carreras. Rayas es una cebra que vive en una original granja que regenta Walsh, un pres­tigioso entrenador de caballos que abandonó su profesión al perder a su mujer en un accidente. Además de sacar adelante la granja, Walsh tiene que pelear por criar a su hija adolescente.

Du Chau (La espada mágica) dirige una pe­lícula familiar con todos los ingredientes del género: valores positivos, personajes buenos y malos, problemática padres e hijos, unas dosis de acción, otras de humor y… un final feliz. Aunque la enumeración parezca sen­cilla, encontrar la fórmula para que una pe­lícula funcione con estos elementos no es fácil. Si además se trata de la pantalla grande, y no de una TV movie para consumo de me­dia tarde, la cosa se complica.

Héroe a rayas, dentro de las limitaciones del género, funciona. El guión es sencillo, pe­ro los personajes secundarios -el viejo poney sabio, la cabra inteligente e irónica, el pe­lícano mafioso o el gallo inoportuno- están muy bien trabajados y sus historias dan lugar a algunas secuencias de un brillante ingenio. En este sentido, es magistral la adaptación y el doblaje que ha hecho el dúo Gomaespuma de la pareja de tábanos raperos; un recital de gags divertidísimos, jugosas referencias cinéfilas y críticas alusiones a la actualidad que ha­rán disfrutar a los que ya no son tan niños.

La «actuación» de los animales -que son rea­les, excepto en el caso de los tábanos, creados por ordenador- es magnífica; tanto que qui­zás la parte más floja es precisamente la interpretada por los personajes de carne y hue­so que, rodeados de tanta réplica ingeniosa, se ven un poco perdidos y «blandos».