Hotel Rwanda

Como buen contador de historias, Terry George sabe combinar símbolos, estéticas y sentimientos a la hora de construir secuencias que se graban para siempre en la mente del espectador

Don Cheadle en Hotel Rwanda (Terry George, 2004)

Hotel Rwanda: Comunicado de última hora

Entre los meses de mayo y julio de 1994, casi un millón de personas fueron asesinadas en Ruanda. Las tensiones en­tre hutus y tutsis crecieron hasta desembocar en uno de los más sangrientos episodios de la historia reciente. El dramatismo de estos acontecimientos se revela en toda su magnitud si se tiene en cuenta que apenas encontraron eco en los medios de comunicación internacionales, y que el pueblo ruandés se sumió en el horror mientras exigía la actuación de una fuerza internacional que nunca llegaría.

Hotel Rwanda cuenta la historia de Paul (Don Cheadle), un hostelero hutu que acogió a mil quinientos tutsis amenazados. Ante las presiones recibidas por su mujer -tutsi de nacimiento- y sus hijos, decide refugiarse con ellos en el hotel en el que trabaja como gerente, a la espera de mejores noticias. Lo cierto es que la tragedia no ha hecho más que comenzar ahí fue­ra, y Paul sólo cuenta con su valentía para hacer frente a lo más delicado del asunto: el in­cipiente goteo de refugiados que comienza a llamar a sus puertas.

El irlandés Terry George vuelve a interesarse por las posibilidades de un contexto bélico a la hora de contar una historia de supervivencia y compromiso. Más conocido por su labor como guionista en producciones como En el nombre del padre y The boxer, el cineasta abandona las intrincadas callejuelas de Belfast para sumergirse en la realidad centroafricana desde un punto de vista comprometido pero distante. A decir verdad, la esquizofrenia hutu -terrible bajo su manto multicolor- no podría haber encontrado un mejor vehículo de transmisión: cámara al hombro y secuencias de acción planificadas desde la urgencia, que recuerdan en gran medida al tratamiento propio de un reportaje de guerra.


La intimidad de muchas de las escenas que tienen lugar en el interior del hotel -impagable la simbiosis entre un Don Cheadle (Boogie nights, Traffic) en estado de gracia y Sophie Okonedo, vibrante en el papel de Tatiana, esposa de Paul– contribuye a dotar de calidez a una cinta en la que la familia y sus mecanismos de decisión gozan de una presencia monolítica. Por su parte, Nick Nolte y Joaquín Phoenix (Señales) expresan el contrapunto europeo -y probablemente su sentir ante estos acontecimientos- desde una doble perspectiva: la de un coronel de la ONU y la de un periodista internacional, respectivamente, que deben permanecer de brazos cruzados ante el genocidio a causa de las presiones institucionales.

Hotel Rwanda es una película que emociona. Como buen contador de historias, Terry George sabe combinar símbolos, estéticas y sentimientos a la hora de construir secuencias que se graban para siempre en la mente del espectador. Al igual que aquella lluvia de papeles ardientes que nos regaló con En el nombre del padre, la llegada a las puertas del hotel de una misión al completo, a poco de la retirada oficial de las fuerzas internacionales de Kigali, permanecerá en nuestras retinas durante mucho tiempo. Ojalá sirva además para poner en conocimiento de la opinión pública occidental la verdadera dimensión de una barbarie que nunca debió producirse.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Robert Fraisse
  • Montaje: Naomi Geraghty
  • Música: Rupert Gregson-Williams, Andrea Guerra
  • País: Canadá/Reino Unido/Italia/Sudáfrica
  • Año: 2004
  • Distribuidora: On Pictures
  • Estreno en España: 25.02.2005

Hotel Rwanda

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