I’m not there: El hombre que no estaba allí, sino sólo en todas partes

¿Cómo contar la historia de alguien como Bob Dylan, un personaje tan formidable que puede hacer saltar las costuras de la me­jor narración? El mismo cantante (y poe­ta) aprobó el proyecto de I’m not there, sedu­cido por la sutileza de la idea central: seis personajes diferentes simbolizan cada una de las etapas de su carrera. La huída de los estrechos márgenes de su infancia en un ano­dino pueblo de Minnesota la representa Woo­dy, un niño negro, viajero impenitente y adicto a la personalidad del cantante Woo­dy Guthrie; el ascenso al estrellato y los consiguientes problemas familiares apare­cen en Robbie, un actor de cine que pierde la perspectiva y, con ella, a su mujer y sus hijos; la caída en el nihilismo y las drogas corren a cargo de Jude, un rockero andró­gino al que los fans acusan de traicionar su estilo; el resurgimiento de las cenizas es­tá en Jack, un cantante folk que redescubre el sentido en el cristianismo; el poeta ca­llejero Arthur resume sus coqueteos con el malditismo, y la incursión en el cine y la nos­talgia por el tan americano espíritu de fron­tera se viste de cowboy crepuscular con Bi­lly.

Todd Haynes ha desarrollado tan ambicio­so proyecto en una película compleja, con maneras de arte y ensayo a pesar de la acu­mulación de rostros conocidos en la interpretación (excelente Christian Bale, sor­prendente Cate Blanchett, entrañable Ri­chard Gere…). Los personajes aparecen, se cruzan, se tocan y separan al ritmo de la pro­teica vida de Dylan, una danza que sigue el travestismo emocional del genio, con­minado por los tiempos a cambiar de ras­­go psíquico/emocional dominante. La ma­­gia de la música es la única constante. La banda sonora es más que notable y, además, viene con el premio de un inédito, la can­ción que da título a la película.

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Repleta de guiños, la cinta da mucha infor­mación por sabida. Perfecta para melóma­nos con algún conocimiento de Bob Dy­lan, los neófitos harían bien en documentar­se con algún libro o documental del esti­lo de No direction home. En un símil pictó­rico, este último, obra de Martin Scor­­se­se, sería algo así como el retrato realista del sujeto, al que I’m not there añadiría una ver­sión impresionista -con bastantes toques surrealistas e incluso abstractos-, una es­tilización del mito que colabora mágicamen­te (el arte…) a la comprensión de un hombre desbordado de sí mismo: Bob Dy­lan no es sólo Bob Dylan; Bob Dylan es la segunda mitad del siglo XX encarnada en su na­ción más poderosa, Estados Unidos, y reflejada en sus expresiones más contundentes, la poesía y la cultura popular. Quizá por eso se intuye ese dolor por no estar allí: Bob Dylan tiene que estar en todas partes. Ga­jes del oficio de mito.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU./Alemania, 2007
  • Fotografía: Edwar Lachman
  • Montaje: Jay Rabinowitz
  • Música: Randalph Poster, Jim Dunbar
  • Duración: 135 min.
  • Público adecuado: Jóvenes
  • Distribuidora: Vértigo
  • Estreno en España: 19.02.2010
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