In Time

In Time: Niccol amaga pero no pega…

En un futuro no demasiado lejano, la ingeniería genética ha logrado detener el envejecimiento a los 25 años. Pero hay un problema: cumplidos los 25, a cada persona se le concede sólo un año de vida; a partir de ese momento hay que conseguir tiempo; el tiempo es la moneda de pago, horas, días, meses, cambian de mano; se trabaja a cambio de tiempo, hay bancos de tiempo, también hay policía del tiempo y criminales de tiempo. Hay ricos que gozan, ociosos, de una cuasi inmortalidad, y pobres que mendigan unos minutos.

Niccol, a sus 47 años, es uno de los guionistas y directores más originales en lo que a cine de ciencia ficción se refiere con películas tan sugerentes como El show de Truman, Gattaca y S1m0ne. Después de la irregular El señor de la guerra, vuelve a utilizar la ciencia ficción para tratar temas de gran calado -los porqués y los cómos de la vida y la muerte- y otros más pegados a la realidad, como la crisis económica. El envoltorio futurista y la metáfora sobre el tiempo contienen un grito mucho más radical que el de los documentales sobre la crisis, de Michael Moore y de otros realizadores.

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El guión desarrolla con lógica la metáfora del tiempo y llena de sentido viejas expresiones como «perder el tiempo, tener (no tener) tiempo». Al principio aborda el tema de qué hacer con la vida, su sentido y su duración. Pero una vez esbozada, la historia se centra en la cuestión social y en ofrecer un buen espectáculo de aventuras convencionales: una pareja moderna protagonizada por dos actores con tirón en la taquilla, persecuciones y acción.

Tras un arranque muy prometedor, la cinta sabe a poco. Creo que, sin las referencias a la vigente crisis económica, Niccol habría desarrollado más y mejor los grandes temas de la historia: el sentido de la vida y el uso del tiempo.

Lo mejor: El original planteamiento.

Lo peor: El convencional desarrollo pronto.