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Jack Ryan: Operación Sombra

Jack Ryan: Operación Sombra

Jack Ryan: Operación Sombra: El fantasma de Clancy

Hollywood rescata a un viejo conocido para estirar una franquicia que cuenta con una veintena de novelas y películas 

Tom Clancy se murió el pasado 1 de octubre de 2013, a los 66 años. En 1984 se publicó la primera de las novelas protagonizadas por Jack Ryan, La caza del Octubre Rojo. Luego han ido cayendo uno tras otro unos tochos tremendos de un género, el tecno-thriller conspiratorio-paranoico-apocalíptico-que vienen los rusos aunque ya no sean soviéticos… Escritos primero en solitario, luego en colaboración y por último franquiciados con el socorrido sistema de aportar la idea y que otro la desarrolle.

Se­gún he comprobado entre bastantes amigos -gente es­tupenda con los que me llevo muy bien y que se rei­rán leyendo estas líneas- los libros les gustan porque «son desengrasantes». Tiene que haber de todo: tam­bién el lector o espectador que al grito de «no es­toy yo para leer poesía o a Schopenhauer», huye des­pavorido de la literatura en cualesquiera de sus formas y se incomoda severamente si lee o ve algo en donde no muera alguien o no haya disparos en tres páginas o secuencias seguidas.

El lector devoto de Clancy -un especimen digno de estudio- se siente en casa con esas descripciones mi­nuciosas, prolijas y extendidas de los tornillos de un caza bombardero, los remaches de un carro de com­bate o el mecanismo de vaciado de emergencia de una presa escandinava. Elementos descriptivos, ti­po manual de instrucciones del Leroy Merlin que se mezclan convenientemente con escenas de tiros y persecuciones que requieren la suspensión del juicio. Además, para completar y llegar a las 850 páginas, se insertan algunas situaciones-preludio -pocas- con sonrojantes diálogos que parecen sacados de un tea­trillo infantil (que me perdonen los niños), imitando una película tipo Shooter. Los malos son de ope­reta y el bueno de chiste.

En fin, que ahora, a estas alturas del partido, llegue una película con un guión original inspirado en el personaje creado por Clancy deja claro que Hollywood arriesga muy poco. Quiere público cautivo, pro­cedente de novelas, tebeos, series o videojuegos de éxito. Parece que a los grandes estudios les da ver­dadero pánico crear un personaje nuevo, una historia original.

Kenneth Branagh (estupendo en la serie Wallander, dicho sea de paso) tiene que vivir y supongo que, también, pagar facturas. Así que dirige e interpreta al malo, hablando en ruso y todo, forzando su in­glés para parecer eslavo. Y de paso invita a su ami­go Patrick Doyle a poner la música.

El problema de Jack Ryan: Operación Sombra es que a medida que la vas viendo te das cuenta de lo fácil que era contar una historia apañada sin ahorcarse con malas decisiones. Los actores están bien (bueno, ustedes saben que lo de Keira Knightley parece una fijación, me lo he hecho mirar pero me dicen que tengo razón: in­terpreta los personajes con un recital de mohines y morritos extemporáneos que te sacan de casi toda pe­lícula en la que aparece) pero es que los pobres tie­nen que decir unas cosas que dan risa. Buena par­te de la responsabilidad del desaguisado la tiene Da­vid Koepp, que otra cosa quizás no, pero ex­periencia de guiones adaptados tiene un rato.

Simple como un botijo, la película entretiene (tres pe­leas + dos persecuciones + cuatro explosiones + en­trada en edificio ultraseguro) aunque lo que cuen­te sea inverosímil y, a ratos, grotesco. Lleva recauda­dos 40 millones, 18 de ellos en Estados Unidos. Así es­tán las cosas, así se las hemos contado.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Haris Zambarloukos
  • Montaje: Martin Walsh
  • Música: Patrick Doyle
  • Duración: 104 m.
  • Distribuidora: Paramount
  • Público adecuado: +12 años (V)
  • Estreno en España: 31.1.2014

EE.UU. (Jack Ryan: Shadow Recruit), 2014

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