Johnny English returns

Johnny English returns: A veces, segundas partes fueron buenas

Atkinson vuelve a demostrar su dominio del personaje en una producción más cuidada que en la primera versión.

Casi una década después del primer Johnny English, Rowan Atkinson vuelve a interpretar a este particular James Bond, con su extraordinaria expresión facial y su capacidad para el humor físico. En la nueva entrega el MI7, que había despedido a English por una extraordinaria metedura de pata en Mozambique, debe acudir a él para evitar un magnicidio que podría poner en peligro la estabilidad del planeta. English deberá impedir el asesinato y desmontar una trama criminal en la que están implicados los servicios secretos de las principales potencias. Esta vez contará con la ayuda de la bella psicóloga Kate (Rosamund Pike) y del joven agente Tucker (Daniel Kaluuya).

La nueva aventura de Johnny English es, en mi opinión, superior a la primera; se beneficia de un equipo diferente, de una producción a la que no se ha escatimado nada, probablemente influidos por la última aventura del Superagente 86, de un equipo de actores veteranos que se toman muy en serio su trabajo: Gillian Anderson, Dominic West y Richard Schiff no pierden la compostura en ningún momento, mientras la historia avanza a un ritmo trepidante, como si del auténtico Bond se tratase. Pero al mismo tiempo, el director Parker y su equipo saben que el protagonista absoluto es Atkinson, y que es a él a quien quiere ver el público, con ese arte tan particular que tiene para meter la pata e intentar guardar la compostura, mientras sus músculos faciales se mueven con una expresividad extraordinaria.

No es, no puede ser, una gran película, pero sí una divertidísima parodia, dirigida a un público incondicional, pero también apta para otros, no incondicionales del genial histrión británico.

▲ Rowan Atkinson.

▼ Rowan Atkinson.