Josep

Josep: Homenaje a Bartoli

· Por encima de dolorosos recuerdos personales, de los maniqueos tópicos políticos, el tema esencial es el arte de Josep Bartoli, sus magníficos dibujos.

Valentín, adolescente parisino, pasa unas horas con su anciano abuelo, enfermo y en la cama. Este le cuenta su historia, cómo llegó a Francia en febrero de 1939, con otros miles de refugiados, y cómo fueron aparcados en campos de concentración, maltradados e insultados. Tan solo uno de los gendarmes les mostró humanidad y simpatía. Él, Josep Bartoli, no para de dibujar ni un momento.

Aurel recrea la estancia del pintor Josep Bartoli en campos de concentración franceses -estuvo en siete, durante dos años- antes de huir a América, basado en sus dibujos. Su película es irregular, el recurso al abuelo narrador funciona a medias; el discurso político es primitivo. Al contrario, el discurso estético funciona bien, con una expresiva mezcla de estilos diversos: una animación colorida y tradicional para los momentos contemporáneos; una más expresionista, limitada, gris y de trazo grueso, para los recuerdos de los campos. Y en ella se intercalan reproducciones casi exactas de los dibujos de Bartoli.

En efecto, por encima de dolorosos recuerdos personales, de los maniqueos tópicos políticos -incluida una ridícula arenga franquista a los prisioneros, regalo del guionista-, el tema esencial es el arte de Josep Bartoli, sus magníficos dibujos, la mirada que se detiene en la triste condición de los refugiados, que encuentra respuesta en uno de los gendarmes. Solo la narración de la amistad de este hombre y Josep permite soportar la dureza del relato.

No es, ni lo pretende, un relato histórico, como manifiesta una breve aparición de Frida Kahlo, a quien conoció años después. Sí es un interesante y sentido homenaje al artista.