Judy

Judy, Judy. Es lo que se escapa después de esta película discreta e irregular, por momentos muy brillante, siempre maravillosamente interpretada por la actriz tejana Renée Zellweger, que aspira a su segundo Oscar (ganó uno en 2004 por su trabajo en aquella película mediocre de Minghella, Cold Mountain).

Judy Garland (Grand Rapids, Minnesota, 1922 – Londres, 1969) fue una actriz, cantante y bailarina excepcional. Una mujer fuerte y frágil en el mundo del espectáculo que como es bien sabido te sube al cielo y te baja al infierno, una montaña rusa en la que pasas la vida acelerando de 0 a 100, con lo que supone bajar del escenario o de la caravana del estudio y enfrentarte a una casa sin público, a la educación de los hijos, a envejecer, a saberte mortal y cotidiana, a dormir cuando toca. Cualquiera que se asome a la trayectoria profesional y personal de Garland puede comprobarlo.

Con 47 años, Garland se bajó de un escenario en el que prácticamente aprendió a caminar. La película del británico Rupert Goold tiene unos problemas narrativos morrocotudos. Este director teatral de 47 años educado en el Trinity College ha trabajado sobre la adaptación del musical End of the Rainbow, escrito por Peter Quilter y guionizado por Tom Edge. Con todo respeto, Judy le viene grande al director y al guionista, con muy poca experiencia cinematográfica, acostumbrados a trabajar en series.

Judy a ratos parece una TV movie, a ratos una TV movie que se viene arriba (también presupuestariamente), a veces una película pequeña que pudo ser enorme, en algunos momentos una película grande que solo se mantiene como tal secuencialmente. El casting es sensacional: destaca especialmente la irlandesa Jessie Bucley, cuya princesa Maria en Guerra y Paz me dejó KO una semana y luego reeencontramos en esa joya, Chernobyl, interpretando a Lyudmilla Ignatenko.

Lo que se cuenta es muy doloroso. Conmovedor. Hermoso. Terriblemente hermoso. Y dan una ganas tremendas de escuchar a Garland, de llenarse los ojos de Judy. Easter Parade, Meet in St Louis, A Star is Born, By Myself, 1964. Judy, Judy. JUDY.

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Judy Garland ha inspirado a millones de personas. Entre ellas a Melody Gardot, que construye esta maravilla con Stephan Braun.

* Por cierto, a la diseñadora francesa de vestuario Jany Temime le deberían dar 7 Oscar. Su trabajo es sublime (gracias a Miguel por apuntarlo). Se había entrenado con Gloria Grahame en la también dolorosa Las estrellas de Hollywood no mueren en Liverpool.