Kamchatka

Consigue Piñeyro un resultado muy sólido, una película tierna, emocionante, muy bien contada, una historia de iniciación donde la dictadura militar está siempre fuera de campo

Kamchatka (2002)

Kamchatka: Gran rival para Los lunes al sol

El cine argentino está viviendo momentos de gloria, gracias a películas como la que nos ocupa. El dinero español (en este caso de Francisco Ramos, jefe de Alquimia y antes de Aurum) se destina con gusto a proyectos de presupuesto muy razonable, que saben contar historias que encandilan al público español, quizás un poco cansado de la escasa amenidad e interés de demasiadas películas nacionales. En este caso, si cabe, la participación española fue vital, porque los productores argentinos abandonaron a causa de la crisis del país.

Kamchatka es la quinta película de Piñeyro, argentino de 49 años, que en 1980 se asoció con Luis Puenzo y fue productor ejecutivo de La historia oficial, ganadora del Oscar a la película en lengua no inglesa. Después de la polémica Plata quemada, elige los días de la dictadura militar argentina para ambientar una historia familiar interpretada por tres actores consagrados, que ha sido seleccionada para representar a Argentina en la carrera de los Oscar a la mejor película extranjera, dejando en la cuneta, por siete a uno, a dos producciones de muy buen nivel (Historias mínimas y Lugares comunes).

1976. Miles de argentinos son perseguidos y secuestrados por oponerse al régimen, aunque sólo sea de palabra. Un abogado y una profesora de Universidad, padres de Harry, 10 años, y El enano, de 3, los sacan de la escuela y se trasladan a una finca en las afueras de Buenos Aires. En la hacienda conviven la frescura ingenua de los niños y sus juegos infantiles, con la cotidianeidad de una familia que se ama y sufre ante el peligro inminente de una separación obligada. Llama la atención la crudeza de la película, la sensación de ahogo que desprende, que se logra sin mostrar ningún acto violento. Consigue Piñeyro un resultado muy sólido, una película tierna, emocionante, muy bien contada, una historia de iniciación donde la dictadura militar está siempre fuera de campo.


La fotografía del veterano Alfredo Mayo (Los lunes al sol) y la música de Mendizábal (Secretos del corazón) son excelentes, y realzan el soberbio trabajo de Darín, Roth y Alterio, que contagian su talento a los dos niños, que marcan la mirada de la película, sin duda una de las mejores del año y un rival temible para Los lunes al sol, de León de Aranoa.

Sonia Jávega

Ficha Técnica

  • País: Argentina, 2002
  • Fotografía: Alfredo Mayo
  • Montaje: Juan Carlos Macías
  • Música: Bigen Mendizábal
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