La amenaza invisible. Stealth: Inolvidable

Con La isla, La amenaza invisible. Stealth fue una de las grandes ofertas veraniegas del cine de acción en las pantallas USA. Ambas han tenido discretos resultados en la taquilla. Después de verla queda bastante claro que Rob Cohen (XXX, A todo gas) no se ha atrevido a hacer un Aterriza como puedas en versión camuflaje y se ha quedado a mitad de camino, en el imposible territorio que obliga al espectador a tomarse en serio una parodia, o viceversa.

Tres pilotos de la Navy más chulos que un ocho han sido seleccionados para probar aviones de combate invisibles de alto secreto. Pero su jefe (Sam Shepard imitando su papel de Black Hawk derribado) les tiene reservada una sorpresa: un nuevo compañero (tachán, tachán, una aeronave inteligente que habla y todo).

Una cinta tan previsible, elemental y tosca que el antetítulo resulta acertadísimo. Los escasos diálogos -naturales como un anuncio de crema hidratante- tienen por objeto mostrar el trabajo de reputados dentistas en las fauces de los actores y actrices, meras marionetas que contornean sus esculturales anatomías mientras se emplean en persecuciones tierra-mar-aire por exóticos parajes.

El retrato del ejército norteamericano no puede ser más patético. Al lado de esta joyita, una de sus evidentes fuentes de inspiración, Top Gun, se agiganta hasta llegar al socorrido status de clásico moderno.

Impagable la secuencia de la frontera coreana. Para las antologías, el despliegue de imaginación empleado para mostrar a los protas en bañador. Irresistible la «love story», inolvidable el sepelio en alta mar. No quiero terminar sin un dato, un dato que da pereza adjetivar: Stealth ha costado 130 millones de dólares.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (Stealth, 2005)
  • Fotografía: Dean Semler
  • Montaje: Stephen Rivkin
  • Música: B.T., Trevor Morris
  • Distribuidora: Columbia
  • Duración: 121 min.
Suscríbete a la revista FilaSiete