· La película tiene un presupuesto muy reducido y alguna coreografía es de risa (o de bofetada), pero Pierret demuestra que tiene buen pulso.
Crítica La bala perdida: Adrenalina al volante
La bala perdida cuenta la historia de Lino, un virtuoso mecánico capaz de hacer maravillas en el garaje con un destornillador y un soplete. En las primeras escenas le vemos «arreglar» un Clío y no solo hacer un alunizaje en una joyería blindada, sino de atravesar todo el edificio. Arrestado, un policía lo saca de la cárcel para que le ayude a mejorar su parque móvil e interceptar cargamentos de droga. Lino se reforma en su nuevo trabajo y las cosas le van bien hasta que alguien lo considera el cabeza de turco ideal para acabar con la unidad especial antidrogas.
Thriller francés correctito y sin pretensiones, pero buen vehículo para que Guillaume Pierret, director novel, dirija su primer largo en un género que no es fácil. El guion es arquetípico y los personajes también, con un hiperactivo Alban Lenoir (La mujer que sabía leer). La película tiene un presupuesto muy reducido y alguna coreografía es de risa (o de bofetada); pero Pierret demuestra que tiene buen pulso y que es capaz de interesar al público y mantenerle entretenido durante hora y media, lo que no es nada baladí.