La cazarrecompensas

La cazarrecompensas: Adaptando (mal) una novela gamberra

Stephanie Plum es una treintañera de buen ver, divorciada, sin trabajo y sin un dólar. Cuando le van a embargar el coche toma la alocada decisión de pedir ayuda a su primo Vinnie, que se dedica a buscar y llevar ante la justicia a aquellos que, en libertad bajo fianza, no comparecieron. Su primer encargo, que acepta encantada, será buscar a Morelli, ex-policía buscado por asesinato, que fue su primer amor adolescente.

La cazarrecompensas es una película basada en la primera novela de Janet Evanovich, que cuenta de manera desenfadada las locas aventuras de Steph Plum. Las historias de la Evanovich han tenido gran éxito y superan ya la docena de libros, todos ellos iguales, en forma de confidencias gamberras en las que hay amores y desengaños, historietas familiares y crímenes horribles; y en las que la bella protagonista -medio inocente, medio golfa, siempre alocada- sobrevive a su evidente incapacidad gracias a algún apuesto galán, o por simple torpeza y/o suerte. Es evidente que es buen material para una comedia disparatada, o para una comedia policíaca cargada de humor negro. Pero esta película no es ni una ni otra.

Dirige Julie Anne (La última canción), que ha cometido el error de quedarse con la letra del guión: un thriller sencillo vivido por Steph Plum con su inigualable estilo; y de creer que el encanto personal de la protagonista, Katherine Heigl (Killers), compensará lo que falte; y eso es mucho esperar. La Heigl lleva mucho intentando -sin éxito- salvar malos guiones; y se le acaba el tiempo y el cupo de bodrios que Hollywood puede soportar en un actor. No hay nada que reprochar a su papel, pero la película es thriller poco serio, o una comedia poco cómica. Esta historia necesitaba otro tono y Julie Anne no era la persona adecuada para llevarla a buen puerto.

Su realización, por lo demás, es la de un telefilme. Correcta e impersonal. Sí, en el fondo se trata de un telefilme, adecuado para las cuatro de la tarde.

Lo mejor: Katherine Heigl.

Lo peor: Demasiado seria para el tono de comedia, demasiado cómica para un thriller.