La chica en la niebla

La chica en la niebla: Misterio imperfecto

· La puesta en escena es sobria y convincente en La chica en la niebla, la narración es ágil aunque hay un deliberado escamoteo de información.

Anna Lou, una joven de 16 años, desaparece en Avechot, un pueblecito de los Alpes italianos. Se ocupa de la investigación el inspector Vogel, célebre por implicar a la prensa en sus casos; dicha estrategia le ha sido útil en el pasado, y también se volvió contra él en alguna ocasión. En este caso, Vogel decide echar a un sospechoso en las garras de los medios de comunicación.

El escritor y guionista Donato Carrisi adapta su novela y realiza su opera prima, lo que le valió la estatuilla italiana -el David de Donatello- al mejor director novel. Su película es interesante y se ve con agrado, pero no es perfecta. En primer lugar, su origen literario es evidente; de entrada, plantear la existencia de una especie de secta local para «crear un ambiente mistérico» que queda en nada; luego es continuo el recurso al flashback narrativo que resulta un poco caótico. También es literaria la reflexión «El mar es el motor de toda historia» que el profesor de lengua explica a sus alumnos, con una implicación que supera la asignatura. Otra línea de reflexión, tal vez la principal, es la relación de la policía con la prensa y su utilización para «condenar mediáticamente» a un sospechoso, sin importar que sea inocente: «no buscan al culpable, sino a un chivo expiatorio que encerrar».

Bien ambientada, la niebla es un protagonista más. La puesta en escena es sobria y convincente, la narración es ágil aunque hay un deliberado escamoteo de información, que busca sorprender continuamente al espectador, o engañarlo. Toni Servillo (Viva la libertà) es un lujo frente a la cámara. Carrisi es un director que promete.