La condesa rusa

La película está muy bien dirigida, y cuenta con una excepcional fotografía de una leyenda del oficio, el australiano Christopher Doyle

La condesa rusa

La condesa rusa: Un mundo en caída libre

En 1936, Shangai era una encrucijada de intrigas políticas, llena de refugiados, hombres de negocios y diplomáticos en ebullición ante la inminencia de la invasión japonesa. La condesa rusa venida a menos, viuda y con una hija, se ve obligada a ganarse la vida en un bar de copas. Allí conoce a un diplomático norteamericano que es ciego y carga con un drama que marchitó su vida. El tercer personaje es un misterioso japonés (Hiroyuki Sanada, el extraordinario actor protagonista de El ocaso del samurái).

El veterano especialista norteamericano en dramas de época James Ivory (California, 1928) prescinde de su guionista habitual, la alemana Ruth Prawer Jhabvala, para recurrir a una vigorosa historia de Kazuo Ishigu­ro (Nagasaki, 1954), el prestigioso novelista japonés afincado en Inglaterra desde 1960. El autor de Los restos del día tiene predilección por las historias tristes en las que todo se viene abajo, dejando al descubierto las falacias de una sociedad hipócrita. Ishiguro se luce en el personaje de Sofia Belinskya, la condesa blanca, por aquello de los rusos blancos y el nombre de un local (uno sigue preguntándose por qué los títulos originales que apelan a la cultura -una cultura bastante elemental- del espectador son, con mucha frecuencia, cambiados por otros que parecen propios de un parque de atracciones… Demonios, esta es una película para un público de nivel medio-alto…).

La película está muy bien dirigida, y cuenta con una excepcional fotografía de una leyenda del oficio, el australiano Christopher Doyle (Deseando amar, de Wong Kar Wai; Lady in the water, la esperadísima nueva pe­lícula de M. Night Shyamalan que protagoniza Bryce Dallas Howard). Las interpretaciones son soberbias, como la puesta en escena. El dúo Fiennes-Richardson forma una pareja de gran magnetismo: ambos actores demuestran qué es eso de tener presencia, la cámara los devora. A todas luces sobra metraje, falta tensión, hay un exceso de academicismo. Buena parte de culpa la tiene Ishi­guro, un buen narrador que casi siempre tiene problemas con las tramas y los diálogos, de un nivel notablemente inferior al de las logradas atmósferas. Se nota -a ratos mucho- el envaramiento característico de casi toda la filmografía del anciano Ivory, un buen director con una amplia nómina de películas valiosas pero que siempre se excede con el almidón. Pero satisface mucho que te cuenten una historia enjundiosa, y además que te la cuenten bien.

Ficha Técnica

  • País: Reino Unido/EE.UU./Alemania/China (The White Countess, 2005)
  • Fotografía: Christopher Doyle
  • Montaje: John David Allen
  • Música: Richard Robbins
  • Distribuidora: Sony Pictures
  • Estreno en España: 09.06.2006
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