La danza: Detrás del telón

La danza | El americano Frederick Wiseman (81 años) presenta su último trabajo, la decantación de nueve meses de filmaciones en el Ballet de la Opera de París. 

El veterano documentalista cuenta con un bagaje de más de 30 documentales y 2 pelis de ficción. Licenciado en Derecho pero cineasta por vocación, este autodidacta de la imagen, después de dedicarse un tiempo a la enseñanza, a los 34 años produjo una película –The Cool World (Shirley Clarke, 1963). A los 37, decide empuñar la cámara para rodar su opera prima, la conflictiva Titicut Follies (1967), que narraba la penosa situación de las instituciones mentales americanas. Y desde entonces, ha empeñado su existencia en narrar diferentes experiencias humanas y reales dentro de instituciones: cárceles, hospitales, juzgados, etc.

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Desde el principio arriesgó con un peculiar estilo de rodar que le ha acompañado en toda su trayectoria. Rueda sin ninguna idea preconcebida. Graba y graba, y durante el montaje, según el material con el que cuente, decide cuál será el guión. No hay nunca entrevistas, ni música adicional, ni comentarios. El desorden cronológico es habitual.

Con estas pautas ha rodado La danza, su penúltima película. Pero esta vez se aleja de su casi habitual tono de denuncia social para adentrarse en una institución que transpira belleza y armonía, como es el Ballet de la Ópera de París.

Durante 159 minutos -demasiados, la verdad- nos lleva por las interioridades de una compañía de danza que pasa por ser la mejor del mundo. Nueve meses dan para mucho y asistimos a comidas, tareas de mantenimiento, taller de vestuario, reuniones organizativas de los directores, entrevistas de la directora artística con bailarines, ensayos, etc.

Evidentemente lo más hermoso es la danza y es especial los momentos en que se establece una relación especial entre el coreógrafo y el bailarín, la puesta en pie de una obra, la motivación. Al final llegan los espectáculos, muy dosificados, quizás demasiado teniendo en cuenta el abultado metraje.

Hay críticos que reprochan a Wiseman su pobreza narrativa, consecuencia de su manera de trabajar. Otros ven una coherencia interna, al estilo de un cuadro pictórico viviente, que simplemente hay que contemplar. Unos y otros estarán de acuerdo que es cine minoritario, para profesionales o seguidores del ballet. A Wiseman no se le ve interés por atraer un público amplio.

▲ Algunas secuencias compartidas por bailarines y coreógrafos.

▼ Sobran 30 minutos.

Ficha Técnica

  • John Davey
  • Frederick Wiseman, Valérie Pico
  • Joby Talbot
  • Karma films
  • 159 minutos
  • Mayores de 16 años
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