La escafandra y la mariposa: Parpadeos vitales

Sólo podía hacer un movimiento. El parpadeo del ojo izquierdo: ese era su único medio de comunicación. Jean-Dominique Bauby, redactor jefe de la revista francesa Elle, padre divorciado con 3 hijos y apenas 42 años, sufrió un ataque cardiovascular en 1995 que le dejó un cuerpo completamente paralizado y una mente perfectamente consciente. Jean-Domini­que vivió dos años más en esta situación, en la que escribió un libro autobiográfico titulado La escafandra y la mariposa que en poco tiempo se convirtió en un éxito de crítica y público.

Julian Schnabel (Nueva York, 1951) ha recibido muy buenas críticas con esta adaptación cinematográfica, con la que fue premiado en el último festival de Cannes como mejor director. El 24 de febrero se sabrá si se lleva alguno de los cuatro Oscar a los que aspira: director, guión adaptado, fotografía y mon­taje.

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La materia prima de la cinta es de gran calidad. El libro autobiográfico de Jean-Dominique Bauby es una joya literaria que, en su brevedad, logra aunar hu­­manismo y amenidad, a la vez que hu­ye de los vicios autocompasivos de muchos libros testimoniales. De una manera irónica y sencilla, Jean-Domi­ni­que cuen­ta los pequeños viajes que es capaz de rea­lizar con su prodigiosa imaginación (la ma­riposa) desde su al­ma enjaulada en un cuerpo inmóvil (la escafandra).

Schnabel es consciente de las posibilidades visuales de un relato (metáforas, planos desenfocados por la visión im­perfecta del paciente, constantes sal­tos temporales y temáticos), y realiza una planificación atrevida y a la vez inteligible. Para ello ha contado con el director de fotografía habitual de Spiel­­­berg en los últimos tiempos, el polaco Janusz Kaminski (ganador de dos Oscar por La lista de Schind­ler y Salvar al soldado Ryan), premiado en Cannes por su gran trabajo. Desde este punto de vista la película involucra plenamente al espectador con planos cercanos y emotivos, que captan matices muy interesantes en unos personajes obligados a interpretar, que no se derrumban ante la mirada del paciente inválido. Los actores, la mayoría conocidos intérpretes franceses excepto el eterno sueco Max Von Sydow, están a la altura.

Aparte, Schnabel ha contado con un buen guión de Ronald Harwood (ganador de un Oscar en 2002 por El pianis­ta, y escritor de otras adaptaciones interesantes como La versión Browning o el último Oliver Twist de Polanski). El guión es muy fiel al libro, manteniendo un buen ritmo en la narración y dejando detalles poéticamente sencillos que conmueven con medida. Harwood se detiene (más que el libro) en los aspectos frívolos de la vida de Bauby antes del infarto, apenas esbozados en la novela. Esto ha­ce que se intensifiquen algunos toques humorísticos del relato pero también que la película pierda algunos metros de la profunda humanidad que rebosa la obra literaria.

Aún así, la cinta desarrolla aspectos muy interesantes del vitalismo de Bau­by, que huye de la autocompasión y se aferra a cosas pequeñas: su condición de padre limitado, pero padre al fin y al cabo, las cartas que recibe de sus ami­gos, la sensación de volver a la ni­ñez en su invalidez… Estos detalles, a modo de breves parpadeos vitales, dan a la película la fuerza y el peso antropológico de las obras maestras.

Ficha Técnica

  • País: Francia, EE.UU. (Le scaphandre et le papillon, 2007)
  • Fotografía: Janusz Kaminski
  • Montaje: Juliette Welfing
  • Música: Paul Cantelon
  • Duración: 112 m. Jóvenes-adultos
  • Distribuidora: Vértigo
  • Estreno: 1.II.2008
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