La habitación (The Room)

La habitación (The Room): Otra casa encantada

Kate y Matt han dejado Europa y se han trasladado a una gran casa en las afueras de Nueva York. Mientras se instalan descubren una habitación oculta tras un grueso empapelado. Tal habitación tiene una cualidad especial: cualquier cosa que se desee y se pida se convierte en realidad. Tras unos días de desenfreno experimental, se plantean qué desean de verdad. Cuando descubren que los dones recibidos tienen una condición ya es tarde para despedir su mayor deseo.

Segundo largometraje del francés Christian Volckman, el primero Renaissance era de animación y también tenía elementos fantásticos de ciencia ficción. La habitación (The Room) se presentó en Sitges y ha tenido algún premio en festivales de cine fantástico por todo el mundo. Hay que reconocer que se trata de una película que acumula elementos interesantes, siempre intercalados con otros desesperantes. La película comienza como una fábula sobre la ambición, pero luego decide centrarse en el deseo de familia de Kate y Matt y la narración da bandazos tremendos a costa de la lógica de la historia y de la coherencia de los personajes. Hallazgos espléndidos se codean con faltas de lógica y no sólo en lo que al guión se refiere; la estética, el diseño, la fotografía sufren del mismo problema. Hay planos bellísimos que parecen fuera de lugar, decorados geniales desaprovechados en secuencias anodinas. Y los dos actores, a falta de algo mejor que hacer, fijados en un registro único, a falta de saber hacia dónde ir.

La habitación (The Room) es thriller con altibajos. Parte de una buena idea y se pierde por no haber optado por una línea clara del guion original. Tiene buena factura y elementos de interés, pero a menudo, dichos elementos están desaprovechados; no consigue crear un conjunto coherente en el que los personajes y la historia avancen con seguridad. Es posible que el director, en el fondo un dibujante que solo había realizado una película de animación, lo haya advertido demasiado tarde.