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La increíble pero cierta historia de Caperucita Roja

Tanto a Montgomery como a Kanbar les encantan los cuentos y disfrutan pensando en cómo desmontarlos. Deciden empezar por destripar uno de los cuentos más sabidos y, por lo tanto, más versionados: Ca­pe­rucita roja

La increíble pero cierta historia de Caperucita Roja (2005)

La increíble pero cierta historia de Caperucita Roja: Bueno, bonito, barato

Los orígenes de esta cómica revisión del cuento de Caperucita están llenos de detalles jugosos: una veterana del mundo de la animación, Sue Bea Montgomery, se une a un empresario-inventor -que por lo visto, en América hay quien se gana la vida inventando-, Mauri­ce Kanbar, para fundar Kanbar Animation Studio, una compañía de animación que tiene como objetivo responder a la demanda de productos familiares de buena calidad creativa y técnica y no tan caros (la película que nos ocupa ha costado 15 millones y lleva ganados 84).

Tanto a Montgomery como a Kanbar les encantan los cuentos y disfrutan pensando en cómo desmontarlos para leerlos de una manera diferente. Deciden empezar por destripar uno de los cuentos más sabidos y, por lo tanto, más versionados: Ca­pe­rucita roja.

Cuando Kanbar contrata a Cory Ed­wards -y a su hermano y a un amigo- para dirigir este proyecto, que es su primera película, le da un mandamiento creativo: «No aburrirás…». Edwards confiesa que se tomaron este mandamiento demasiado en serio.


Son estos orígenes los causantes del resultado visible en la pantalla. Esta versión de Caperucita quizás no tenga el nivel técnico de las producciones de Pixar o Dream­works, desde luego no tiene el trabajo de guión de algunas películas de La­sseter, y ni siquiera la originalidad del primer Shrek, pero tiene frescura, un afán indisimulado de divertir y una apuesta firme de ser un producto familiar apartándose no sólo de la vulgaridad, sino de las dobles o triples lecturas. Sí que hay, sin embargo, ingeniosas referencias -especialmente cinéfilas- que conectan rápidamente con el público adulto.

La película está construida como si de un thriller judicial se tratara, con un tratamiento del tiempo fragmentado que se apoya en unos flashbacks que, para quien no haya visto Rashomon -que es en quien se fijaron los realizadores-, es un calco de lo que hizo Yimou en Hero. La banda sonora es ajustadísima, y frente a alguna canción un poco cursi -lo de la adolescente Caperucita en el río con la luna al fondo es casi insufrible-, hay otras como la de la cabra multicuernos divertidísimas, como el conjunto de la película.

Ficha Técnica

  • País: EE.UU. (Hoodwinked, 2005)
  • Montaje: Tony Leech
  • Música: John Mark Painter
  • Distribuidora: Manga
  • Duración: 80 m. Todos los públicos
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