La invención de Hugo: Tributo a los orígenes del cine
Scorsese se lanza por fin a tumba abierta a rodar ese homenaje a la magia del cine que siempre parecía prometer y consigue salir victorioso.
En estos tiempos de crisis, La invención de Hugo es más que una rara avis, es directamente una avis de otro planeta que ha llegado en el momento más inesperado para el goce y disfrute de aquellos que amamos esta cosa llamada cine, como diría Pumares. A Scorsese básicamente le han dado 170 millones de dólares con la excusa de hacer una película para niños en 3D, y el bueno de Martin ha hecho lo que le ha dado la gana con tanta pasta para poder por fin llevar a cabo ese gran homenaje al séptimo arte que toda su obra cinematográfica y documental siempre parecían prometer. El precio a pagar es que el filme sólo ha recaudado 55 millones a los casi dos meses de su estreno en Estados Unidos. Y es que hay pocos niños que aguanten las más de dos horas de metraje que tiene la cinta sentados, entre otras cosas, pero sospecho que a Scorsese eso le da exactamente igual.
Hugo Cabret (Asa Butterfield) es un niño huérfano que vive en la estación de tren de Montparnasse de Paris en los años 30. Hugo sobrevive robando comida en los comercios de la estación, mientras mantiene en funcionamiento el gran reloj, oficio que heredó de su padre (Jude Law), quien murió en un incendio. Su verdadera ambición, sin embargo, es arreglar un robot autómata que encontró su progenitor en un museo y que puede guardar conexión con uno de los grandes pioneros del cine, George Méliès.
No vamos a descubrir la vocación cinéfila de Scorsese. Sus películas están llenas de guiños a obras de otros cineastas (la herencia hitchcockiana de Shutter island, su anterior filme, es más que indudable) cuando no son directamente remakes, como en el caso de Infiltrados, la cinta que le trajo la gloria del Oscar. Pero el director italoamericano ha llevado su obsesión y dedicación más allá, realizando estupendos documentales dedicados a recorrer la historia del cine americano y europeo desde sus orígenes, así como también ha impulsado la restauración de películas de grandes realizadores clásicos que habían caído en desgracia o estaban en el olvido. Notoria es su reivindicación de Michael Powell, el esplendido director ingles responsable de películas tan asombrosamente poéticas en lo temático y en lo formal como Las zapatillas rojas, Narciso negro o A vida o muerte.


Powell dio un paso en falso al rodar El fotógrafo del miedo, una audaz película sobre un asesino que fotografiaba a sus victimas, y perdió el favor del público por considerarle macabro. Años después, Scorsese rehabilitó su obra y Powell recuperó su lugar como uno de los grandes magos primigenios del cine.
¿Y todo este rollo a santo de qué viene?, se preguntarán. Pues viene a cuento de que La invención de Hugo es precisamente la síntesis de todo ese bagaje llevado a la perfección cinematográfica en la forma de la obra más abiertamente personal de la filmografía del cineasta. La película parece reivindicar a título individual a Méliès (Viaje a la luna), uno de los primeros artesanos de la cinematografía y de los efectos especiales, que, como Powell, también vivió muchos años en el olvido, pero en realidad es una reivindicación global del lenguaje cinematográfico y del cine como la disciplina artística más cercana a la magia. Puede sonar todo lo cursi que quieran, pero Scorsese no da pie al cinismo y regala uno de los mejores homenajes al cine que nunca se hayan rodado. Para ello utiliza como base La invención de Hugo Cabret, novela gráfica infantil de Brian Selznick, primo del legendario productor David O. Selznick (Lo que el viento se llevó).
La cinta, sin embargo, no vive sólo de la nostalgia. El 3D, por una vez, no es un mero capricho y, aparte de ser utilizado con una fluidez asombrosa, es la guinda del pastel al tributo diseñado por Scorsese. Cuando la vean, lo entenderán, pero ya les adelanto que La llegada del tren, de los hermanos Lumière, cobra un nuevo significado. Y luego el diseño de producción de Dante Ferretti, el montaje de Thelma Schoonmaker (por cierto, la viuda de Michael Powell) y la música de Howard Shore son simplemente lo mejor del año en cada apartado. Todos ellos tienen ya por lo menos un Oscar, pero se merecen otro. Y Scorsese, con permiso de Terrence Malick, también.
Si algo hay que achacarle a la película es lo mucho que se recrea el guión en la primera media hora en contar las correrías dickensianas del niño protagonista (muy presentes en el equívoco tráiler), cuando después queda claro de qué va realmente la historia. Aunque de alguna manera tenía que justificar el realizador que estaba rodando una película infantil…
Ficha Técnica
- Dirección: Martin Scorsese,
- Guion: John Logan, Brian Selznick,
- Intérpretes: Christopher Lee, Ben Kingsley, Emily Mortimer, Jude Law, Chloë Grace Moretz, Asa Butterfield, Sacha Baron Cohen,
- Fotografía: Robert Richardson
- Montaje: Thelma Schoonmaker
- Música: Howard Shore
- País: EE.UU.
- Año: 2011
- Duración: 126 m.
- Público adecuado: Todos
- Distribuidora: Paramount
- Estreno: 24.2.2012
Hugo