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La luz prodigiosa

Junto al acierto visual, la música ha sido compuesta por Morricone

La luz prodigiosa

La luz prodigiosa: Pausada y luminosa frescura

La luz prodigiosa. Una de las cosas más hermosas de la película -aparte del apellido del director- es la luz. Estamos en Granada, claro; pero además el director de fotografía hace un trabajo espléndido. Es una Granada -como ha querido Hermoso– ciudad de provincia, no la monumental Granada; como excepción discreta está la casa y jardín de Manuel de Falla.

Junto al acierto visual, la música ha sido compuesta por Morricone; tan experimentado en música de cine, coopera también muy decisivamente en elevar la fuerza de la narración. La voz y canción del final de la historia tienen un nostálgico y desgarrador dejo árabe, más que andaluz, granadino, que aleja de localismos. De un modo parecido, la presencia y actuación del gran actor italiano Nino Manfredi, como posible García Lorca, es un acierto en la misma línea de sentido.

Y es que Fernando Marías construye con un ritmo ágil, fresco, y pausado. Muy acorde ese «ágil y fresco» con la luz y colores de Granada; y el «pausado», como la mejor manera de expresar los tiernos y trágicos sentimientos del argumento de esta imaginada historia. Una historia tal vez posible, o del todo inventada: una fantasía variación sobre el tema: la muerte de Lorca

La luz prodigiosa

Al alba siguiente de la noche del fusilamiento, un joven pastor de los alrededores de Víznar, Joaquín, ve a los muertos en una hondonada, y advierte que uno de ellos, malherido, no está sin embargo muerto. Se lo lleva en su carro y lo cuida hasta que el reclutamiento para la guerra le obliga a dejarle… La guerra civil de 1936 lleva a Joaquín al Norte de España, donde, acabada la contienda, se casa. Muerta su mujer, sin hijos, cuarenta años después vuelve a Granada a recibir una herencia… Y aquí se muestra el interés -¿desmesurado?- de Joaquín por encontrar a su amigo al que salvó la vida. ¡40 años o más han pasado! Tras varias peripecias de «policía doméstico», Joaquín encuentra a su amigo, al que llaman Galápago, viejísimo, medio idiotizado, y mendigo… en Granada. Otra serie de pruebas de «policías domésticos» a Joaquín y a su amiga Adela les hacen pensar que el Galápago podría ser García Lorca. Si lo es, ¡vaya revuelo se armaría en el mundo! ¡Y el dinero que sacaría Adela!

Y esta nostálgico y lírico cuento termina en un atardecer de ensueño, mientras los dos amigos recitan una poesía de García Lorca. Joaquín lee; el Galápago la dice de memoria… ¿Será él? Y… no hay más. Buscar en este entretenimiento artístico ideas e intenciones de fondo es ver lo que no hay. Aunque lo vea Hermoso.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Carlos Suárez
  • Montaje: Mauro Bonnani
  • Música: Ennio Morricone
  • Distribuidora: Alta Films
  • Estreno en España: 31 Enero 2003

España

 

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