La madre del blues: Canción triste en el Chicago de los años 20
· Crítica de La madre del blues | Estreno 18 de diciembre de 2020 en Netflix.
· Fue premiada recientemente con los Oscar al mejor vestuario y al maquillaje y peluquería, con el español Sergio López-Rivera entre los ganadores, y cuenta con Denzel Washington en la producción.
Basada en la obra de August Wilson, La madre del blues no logra sacudirse del todo de su procedencia teatral. El origen escénico no tiene por qué ser malo de por sí, como lo prueban películas como La huella (1972) o Amadeus (1984), por poner dos ejemplos muy distintos; pero en esta ocasión, tras unos prometedores primeros minutos en exteriores, la cinta se recluye en interiores, quedando como aletargada buena parte de su metraje. Casi toda la acción se localiza entre las paredes de un estudio de grabación de Chicago, donde acude la cantante Ma Rainey a grabar un disco junto a su banda.
El director George C. Wolfe (1954), asiduo de las producciones de Broadway, hace un trabajo rutinario, sin correr ningún riesgo a nivel visual, anclando su propuesta en las interpretaciones de Viola Davis y del fallecido Chadwick Boseman, a quien está dedicada la cinta. Davis da vida a la que fue una de las más importantes cantantes de blues, Ma Rainey, y una de las primeras en dejarse acompañar de piano o de orquesta de jazz. Una mujer excesiva, descarada y genial, una diva sudorosa y rotunda con las ideas muy claras. Boseman es Levee, un músico a la caza de nuevos sonidos. Un tipo contradictorio obsesionado con las mujeres y los zapatos blancos. Ambos son personajes imperfectos, atractivos a su manera y a la vez odiosos; y que merecerían un mayor recorrido. La grabación del disco se antoja una excusa para enfrentarlos dejando al resto de personajes difuminados. Y hay que decir que ellos son el alma de la película. Ambos intérpretes están magníficos, haciendo sus papeles creíbles y ricos en matices.
La madre del blues no termina de decantarse por ser una película decididamente musical. Apenas se tocan un par de canciones. Su mayor problema es que se estanca en el segundo acto. Acumula demasiada verborrea que no hace avanzar la acción sino que la retarda en aras de filosofar sobre la relación entre el hombre negro y el blanco, la música, Dios, y la vida en general. Resultando en exceso dialogada, poniendo en boca de los actores lo que debería ser visto –don’t tell me, show me-. Como otras muchas películas americanas de la actualidad, rinde su tributo al tema del racismo; aunque en esta ocasión en vez de crear dramatismo, lo ralentiza.
Fue premiada recientemente con los Oscar al mejor vestuario y al maquillaje y peluquería, con el español Sergio López-Rivera entre los ganadores, y cuenta con Denzel Washington en la producción. Algo que el protagonista de Huracán Carter ya ha hecho anteriormente con películas tan diferentes como El libro de Eli, The Equalizer o Fences. En esta última trabajó también con Viola Davis, en otra historia basada en una obra de August Wilson, y por la que en esa ocasión la actriz sí ganó la dorada estatuilla.
Ficha Técnica
- Dirección: George C. Wolfe,
- Guion: Ruben Santiago-Hudson,
- Intérpretes: Chadwick Boseman, Viola Davis, Taylour Paige, Colman Domingo, Glynn Turman, Jeremy Shamos, Joshua Harto,
- Fotografía: Tobias A. Schliessler
- Montaje: Andrew Mondshein
- Música: Branford Marsalis
- Duración: 94 min.
- Público adecuado: +16 años
- Distribuidora: Netflix
- EE.UU. (Ma Rainey’s Black Bottom), 2020
- Estreno: 18.12.2020