La mejor juventud (2): Sugerente y conmovedora

La segunda parte de esta miniserie televisiva italiana, gran premio de la sección «Una cierta mirada» en el Fes­tival de Cannes, se estrena cuando aún per­manece en la cartelera madrileña la primera entrega. Afortunadamente, los aficionados al buen cine siguen confiando en los críticos capaces de reconocer esas películas que te dejan con sensación de plenitud. Gracias al boca-oreja (y al buen ojo de distribuidores y exhibidores) esta joyita está teniendo una larga permanencia en la cartelera. Y es que no es frecuente encontrarse con historias como la de La mejor juventud, sugerentes, atinadas, conmovedoras.

La primera parte nos dejó a los hermanos Carati, el psiquiatra Niccola y el policía Ma­tteo, en vísperas del mundial de fútbol de Es­paña 1982. Las tres horas de la segunda entrega nos llevan hasta el presente navegando por unas vidas ordinarias, y por eso, hechas de alegrías y penas, de ilusiones logradas y malogradas. Las magníficas interpretaciones, la fluidez de la realización y un guión de mucho mérito hacen crecer una producción en la que todos y cada uno de los personajes se te van metiendo en el cora­zón gracias al uso inteligente de las emociones, que nunca devienen en sensiblería ramplona. Sólo por el tratamiento que hace Giordana de los personajes infantiles habría que darle un sobresaliente, que ya se gana con el personaje de la siciliana Mirella (Maya Sansa).

En mis clases de televisión intento que los universitarios tengan recursos para valorar y apreciar en lo que valen las series como ésta, o por citar un ejemplo presente en la programación española, The West Wing, un dramedy político que se emite de mala manera en La 2, obligando al que esté dispuesto a seguirla a convertirse en detective privado, no sólo porque no se sa­be muy bien si la ponen o no, sino por la in­comprensible alteración del orden de los ca­pítulos.

Evidentemente, La mejor juventud tiene as­pectos mejorables (el vídeo digital «canta» en ocasiones, alguna situación es menos sutil), pero perderse esta miniserie producida por la RAI -una televisión pública- es perder la oportunidad de comprobar que sigue siendo perfectamente posible hacer ficción televisiva de enorme tirón sin necesidad de claudicar a la imbecilidad vergonzante de la telebasura. En el caso de los productos de ficción de la TV pública -me parece oportuno recordarlo- es, más allá de lo meramente posible, un deber exigible.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Roberto Forza
  • Montaje: Roberto Missiroli
  • País: Italia
  • Año: 2003
  • Distribuidora: Araba
  • Estreno en España: 21.09.2004
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