La ola

El cine alemán, sin complejos y con inteligencia, sigue abordando cuestiones espinosas relacionadas con la tentación totalitaria

La ola (2008)

La ola: Otra buena pregunta, otra gran película

El hundimiento (2004), Sophie Scholl (2005), La vida de los otros (2006)… El cine alemán vive un gran momento con películas reconocidas internacionalmente. Se trata, además, de un cine capaz de hacer pensar al espectador. Si en El hundimiento se planteaba la famosa pregunta de por qué los propios alemanes no derribaron el nazismo, en La ola se formula otra no me­nos espinosa: ¿Podría volver a suceder?

Un instituto alemán en la actualidad. Un marchoso profesor se prepara para afrontar con su grupo de alumnos una especie de semana cultural, con clases sobre temas específicos a las que los alumnos se apuntan libremente. En el último momento no dará clases sobre Anarquía sino sobre Autocracia. Al comprobar el desconocimiento de sus alumnos decide poner en práctica un experimento para que los chicos entiendan. Lo que en principio surge como un original divertimento pedagógico da lugar a comportamientos inquietantes.

La película está basada en lo ocurrido en 1967 en un instituto norteamericano, la Cu­bberley High School de Palo Alto (Califor­nia). El guión se basa en una obra de Todd Strasser publicada en 1981 que había novelado un ensayo de 1972 titulado “La tercera ola”, escrito por Ron Jones, un profesor de Cubberley. Desde el primer minuto el espectador tiene el difícil papel de creerse el pro­ceso hacia una fidelidad absoluta de un grupo de alumnos de 18 años a un profesor evidentemente carismático. Esta credibilidad se pone en entredicho conforme avanza el metraje y los comportamientos de los alumnos se radicalizan. Parece que el director y coguionista de la película es muy consciente de este peligro, y por eso muestra po­siciones distintas entre los alumnos respecto al experimento del profesor: los que lo apoyan hasta niveles extremos (brillante el retrato del “guardaespaldas”), los que du­dan de él (algunos alumnos que aban­do­nan inicialmente la clase), y aquellos que se manifiestan en contra de «La ola».

Dennis Gansel (Hannover, 1972) ha aprovechado la experiencia cosechada en la interesante Napola (2004), en la que ya se acercó a temas y ambientes hasta cierto pun­to similares.

Gansel es muy hábil al mos­­­­trar una generación de jóvenes altamente manipulable en la que se hace creíble sus vehementes deseos de pertenecer a algo y de creer en alguien. De esta manera, la cinta retrata a los jóvenes actuales como seres anónimos, enganchados a internet, sin ilusión ni interés por nada que no sea el fin de semana, que desprecian toda cultura que no sea visual y a los que incluso el erotismo de una sociedad hipersexualizada acaba por aburrirles.

El reflejo de esta realidad es posible gracias a unas interpretaciones sobresalientes, en las que es muy difícil acordarse de una frase mal dicha o un gesto mal interpretado. En este sentido el trabajo de dirección de actores es brillante, ya que hubiese sido muy fácil caer en excesos interpretativos.

Por otro lado, la película tiene una gran fuerza visual, con una planificación y un uso de la cámara en mano que dan credibilidad a lo que el guión cuenta sin necesidad de subrayados: la vaciedad de las ideologías radicales, la cercanía entre ellas mismas y su relación con la violencia, la enorme influencia que puede llegar a tener la educación, la debilidad intelectual de buena parte de los jóvenes que comparten incultura y tiempo libre…

Estrenada en marzo en Alemania, la película ha llevado al cine a 2.380.000 espectadores. Con un presupuesto de 5 millones de euros ha recaudado 16.

Ficha Técnica

  • País: Alemania (Die Welle), 2008
  • Fotografía: Torsten Breuer
  • Montaje: Ueli Christen
  • Música: Heiko Maile
  • Duración: 101 m. Adultos
  • Distribuidora: Aurum
  • Estreno: 28.11.2008
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