La playa de los ahogados

La playa de los ahogados: Otra muestra de la buena salud del cine español

· La ambientación de La playa de los ahogados en los lugares donde tiene lugar la nove­la es muy atractiva.

El cadáver de un pescador aparece en una playa. Tie­ne las manos atadas. La investigación sobre los hechos no será fácil en la tierra del “depende” y del “¿por qué me lo pregunta?”.

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La segunda novela del vigués Domingo Villar (Vigo, 1971) se publicó en una editorial por lo general exqui­si­ta, Siruela. Es un dato muy significativo, especialmente si se considera que al igual que la primera, Ojos de agua, son novelas policiacas.

El inspector Leo Caldas es gallego y trabaja en Vigo. Su ayudante es un rudo policía aragonés. Como en el me­jor Simenon, el glamour y los neones de la gran no­vela negra norteamericana se evaporan para dejar es­pacio a una cotidianidad contada con una captación ma­gistral de las mentalidades de la clase trabajadora y la clase media, de los biorritmos, de las actitudes de unos y de otros.

En ese festival de grises, Domingo Villar demuestra un talento verdaderamente notable. Lo que escribe es­tá emparentado con las novelas del griego Márkaris pe­ro Villar es, si cabe, más completo, más ambicioso que el escritor griego. Su retrato del día a día de un po­licía gallego entre gallegos es brillante, pródigo en cua­dros muy matizados de ambientes, tipos y oficios en una ría gallega. Pura vida contada con un sentido del ritmo y una arquitectura narrativa muy poderosos y eficaces.

Gerardo Herrero (Madrid, 1953) es un profesional pro­lífico y muy experto. En su nómina como productor hay obras de muy buen nivel como El secreto de sus ojos, Ficció, La vida mancha y El hijo de la novia. Al com­prar los derechos de esta novela y reservarse la dirección manifiesta que es poderoso, hábil y ambicioso. La película tiene empaque y retiene el brillo de la novela. El propio novelista con la ayuda del director Feli­pe Vega ha escrito el guion, haciendo posible que las ca­si 450 páginas del libro se conviertan en un relato razonable.

Carmelo Gómez (Baztan, Silencio en la nieve) está sensacional -hacía mucho tiem­po que el cine no le sonreía- y la ambientación de la película en los lugares donde tiene lugar la nove­la es muy atractiva. Galicia es hermosa y Alfre­do Ma­yo la fotografía con talento. Alguno pensará que He­rrero se empeña en dirigir cuando no es lo su­yo, y tie­ne a mi juicio toda la razón, porque la cin­ta no flu­ye todo lo bien que debiera, tiene arritmias. Aun­que es­­ta sea, con Heroína, su mejor película co­mo director.