La primera cita

· La puesta en escena de La primera cita es discreta, buscando la eficacia, sin alardes, aunque el director de fotografía tiene momentos brillantes al crear con unos pocos planos un ambiente de confusión.

Redescubrir el amor

La primera cita cuenta la historia de Isabel y Sebastían. Ella es hija de militar; él es militar. Ella es animosa y de natural alegre; él es seco, arisco y mandón. Cuando comienza la película inician el ocaso de sus vidas: los vemos asistiendo a la boda del hijo de unos amigos y nos informan de que él se ha prejubilado; poco después descubrimos que ella sufre un principio de alzhéimer. Acabada la introducción, la historia consiste en mostrar cómo la enfermedad afecta a Sebastián: por primera vez tiene que esforzarse en mostrar afecto, pensar en el otro, dedicarse a hacer feliz a su mujer. La enfermedad además le hará descubrir lo que ha sido su matrimonio y le dará la ocasión de mejorar.

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Jesús Ponce (15 días contigo) ofrece en La primera cita una historia lineal, sin complicaciones; una historia profundamente humana con unos protagonistas muy normales, fácilmente reconocibles -algo raro en nuestros días. Los pocos personajes que aparecen son todos reales, están bien construidos y su historia, nada rebuscada, interesa y conmueve. El melodrama es la sencillez misma; después de muchos años de matrimonio Sebastián descubre que ha sido un perfecto egoísta y que no ha hecho feliz a su mujer, más bien lo contrario. Ese descubrimiento le hace pensar, le lleva a cambiar, a pedir perdón y a redescubrir el amor.

El ritmo lento deja desarrollar a los personajes. La puesta en escena es discreta, buscando la eficacia, sin alardes, aunque el director de fotografía tiene momentos brillantes al crear con unos pocos planos un ambiente de confusión cuando Isabel se siente perdida; y cuando muestra una hermosa y triste playa otoñal. El guion exagera al cargar la mano en el estamento militar, caricatura de sí mismo, prototipo de gente insensible y desconsiderada; o al mostrar el avance de la enfermedad a una velocidad pasmosa. Ello no obsta para que la historia tenga alcance universal y una solución realista y esperanzada. La actuación de la pareja protagonista, especialmente la de Sebastián de Haro, es sobresaliente.