La última estación: El caramelo y la sal
La última estación | Hoffman es un director norteamericano de 54 años con una trayectoria no demasiado brillante que incluye Restauración (1995), Un día inolvidable (1996), Sueño de una noche de verano (1999), El club del emperador (2002) y Game 6 (2005), con guión de Don DeLillo, que no se estrenó en España.
Acostumbrado a cambiar de género, Hoffman adapta la novela del también norteamericano Jay Parini sobre el último año de vida de Lev Nikoláyevich Tolstói, que en 1910 es un escritor de fama mundial que vive en su finca natal en Yásnaya Poliana, donde juega a ser conde, zapatero y profeta con un guiso de lecturas de la Biblia, Rousseau, Proudhon, Kropotkin y Shopenhauer. Rodeado de una cohorte de seguidores que le idolatran como el profeta que traerá a Rusia la salvación, Tolstói quiere paz, es decir, quiere que todo se haga a su gusto, que se instaure un nuevo sistema educativo.
Su mujer no está dispuesta a que su marido dilapide el patrimonio de su larga familia (sus derechos de autor, especialmente), asistido por Vladimir Chetkov, con quien comparte sus teorías.
La película, de producción europea y rodada en Alemania, cuenta con unas interpretaciones impresionantes, una atractiva puesta en escena, buen diseño de producción y una historia de enorme interés, pero a Hoffman el tema le viene grande.
Faltan matices (muchísimos) en el retrato de la relación entre Lev y su mujer Sofía, presentada como metomentodo histérica más que como víctima de los escrúpulos y delirios mesiánicos de un marido por el que se ha desvivido y que con mucha frecuencia la ha tratado de una manera injusta y cruel, con actitudes arbitrarias de un machismo verdaderamente patético.
También hay un dibujo acaramelado de las excentricidades y los desatinos filosófico-políticos de un colosal novelista que se comportó con frecuencia como un ególatra, que decía unas tonterías de a kilo, bienintencionadas pero nada coherentes con la vida de juerguista manirroto que había llevado Tolstói, y desde luego poco útiles para un país con tremendas injusticias como era la Rusia zarista. El personaje del joven secretario Bulgakov, interpretado por McAvoy, debiera servir de fiel de la balanza pero no está bien definido y la película se dispersa. Ya que estamos con las interpretaciones, no termina de entenderse que el excelente trabajo del canadiense Plummer no haya sido premiado.
Con todo, el que conozca la obra y la vida de Tolstói verá la cinta con agrado y tomará conciencia de que eso de convivir con los genios no suele ser fácil (pienso en el estremecedor caso de Thomas Mann, que fue tratado por una excelente miniserie alemana).
▲ El excelente reparto.
▼ La fala de matices en el guión.
Ficha Técnica
- Dirección: Michael Hoffman,
- Guion: Michael Hoffman,
- Intérpretes: Paul Giamatti, Christopher Plummer, Kerry Condon, Helen Mirren, James McAvoy, Anne-Marie Duff,
- Fotografía: Sebastian Edschmid
- Montaje: Patricia Rommel
- Música: Sergei Yevtushenko
- Duración: 112 minutos
- Público adecuado: +18 años (sexo incidental)
- Distribuidora: Sony
- Estreno: 11.6.2010
Reino Unido/Alemania/Rusia (The last station), 2009