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La última lección

Las metáforas visuales confeccionan un relato donde se trasciende la narración pa­ra ofrecer una reflexión acerca de la sociedad actual

La última lección (2018)

La última lección: Tensión al límite

· La inquietud atenaza y tensiona al espectador de prin­cipio a fin en La última lección. El calor sin tregua que oprime a los diferentes personajes apresa psico­ló­gicamente al público.

Cielo despejado. Un sol abrasador. Calor sofocante. Un te­rrible golpe. Así comienza la segunda película diri­gi­da por Sébastien Marnier tras el éxito cosechado con Irré­prochable (2016). Basada en la novela de Christophe Du­fosse, L’heure de la sortie (2002), el cineasta adquirió los derechos sobre el libro tras leerlo por primera vez, con­vencido de que contenía los ingredientes necesarios pa­ra un futuro filme: un profesor de escuela se suicida du­rante una clase, una fuerte sospecha entre los alumnos, un misterioso proyecto. Con una favorable acogida por parte de la crítica, el thriller ha cosechado numerosos elogios, alzándose con el premio a mejor película en el festival de cine de Sitges 2018, en la sección oficial de cine fantástico.

La inquietud atenaza y tensiona al espectador de prin­cipio a fin. El zumbido persistente de los rayos de sol invade progresivamente su cabeza; el calor sin tregua que oprime a los diferentes personajes apresa psico­ló­gicamente al público. Se torna en una amenaza invi­si­ble, difícil de combatir, en un fatal presentimiento en el que se mastica la desgracia. Si se tiene presente que la adap­tación de la novela por parte del director comenzó en 2016, se entiende que el estado de ánimo que se res­pira en la cinta es similar al experimentado por la po­blación francesa ante los atentados sufridos en 2015. Re­cordemos que, tras el asalto perpetrado en enero contra la revista satírica Charlie Hebdo, París cerró el año con el azote terrorista de seis ataques simultáneos que, en tres horas, golpearon a la capital francesa tiñéndola de rojo. Unos hechos que hicieron llorar y temblar al mun­do ante un peligro oculto, manteniéndole en un es­ta­do de alerta similar al que se observa en el protagonista a lo largo de la cinta.


Las metáforas visuales confeccionan un relato donde los acontecimientos trascienden el argumento narrativo pa­ra ofrecer una reflexión acerca de la sociedad actual: im­buida de lleno en un problema de deshumanización, con­fronta el mundo de los adultos y de los adolescentes, su modo de entender y afrontar la realidad. Los pri­meros encarnan el individualismo y la búsqueda de co­modidad, dejándose llevar del conformismo y cierto sentido derrotista; los segundos, desconcertados y perdidos existencialmente ante su realidad, desconfían y se cierran tras un muro impenetrable en el que reina la ne­cesidad de identificación con el grupo: el valor del colectivo se impone sobre el individuo y lo anula. Marnier bus­ca enfrentar al espectador, a lo largo de la película, a la ardua tarea de responder a la pregunta acerca de «quié­nes son los monstruos, si los adultos o los niños». Con independencia de la conclusión que saque el espectador, el filme le dejará cierto regusto pesimista.

Ficha Técnica

  • Fotografía: Romain Carcanade
  • Montaje: Isabelle Manquillet
  • Música: Zombie Zombie
  • Duración: 104 min.
  • Público adecuado: +16 años
  • Distribuidora: VerCine
  • Francia (L’Heure de la sortie), 2018
  • Estreno: 24.5.2019
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