La venganza de Jane

La venganza de Jane: El western lo aguanta todo

· La película tiene un buen arran­que, en el que vemos a una Ja­ne que podría ser la hermana gemela de la célebre Calamidad, pero la historia se desinfla y queda reducida a esperar la llegada de los mal­vados.

1871, en algún lugar del salvaje Oes­te, Jane está en su rancho, esperando a su marido. Este llega mal­herido: fue atacado por los hom­bres de Bishop, que no tardarán en llegar para terminar el trabajo. Jane pone a su hijita a salvo y consigue que Dan Frost, un viejo ami­go suyo, se disponga a hacer fren­te a Bishop y los suyos.

Gavin O’Connor (Cuestión de ho­nor) no estaba en su mejor momen­to cuando le tocó dirigir este wes­tern. La película tiene un buen arran­que, en el que vemos a una Ja­ne que podría ser la hermana gemela de la célebre Calamidad, pero la historia se desinfla y queda reducida a esperar la llegada de los mal­vados; mientras tanto, una se­rie de flashesback explican las complejas relaciones entre los cuatro pro­tagonistas: Jane, su marido, Dan Frost y Bishop.

Dicho esto, hay que indicar en fa­vor de esta película, de sus prota­go­nistas y del western como géne­ro, que es una cinta que se ve bien; es agradable, la fotografía, las cabalgadas, los tiroteos recuerdan que el cine nació y creció con el Oes­te. La venganza de Jane podría ha­ber sido una gran película, pe­ro se ha conformado con ser un western formalmente digno, pero al que le falta historia.

Natalie Portman -productora de la cinta- es más que solvente en su pa­pel de mujer frágil, pero decidi­da; Joel Edgerton, guionista, escri­bió el papel pensando in­ter­pre­tarlo. Ewan McGregor tiene el pa­pel de malvado y hay que reconocer que no le va; no lo hace mal, pe­ro es un rostro tan difícil de villanizar que el actor se obliga a utilizar clichés.