Las cuatro plumas: Korda a la turmomix 

Las cuatro plumas | El director pakistaní Shekhar Kapur ya mostró su gusto por las tramas históricas con Elisabeth (1998). Ahora narra una historia de aventuras muy inglesa ella, llena de flema y «Dios Salve a la Reina» además de cargas de caballería, de desiertos y luchas épicas. Una película estimable si no fuera porque ya está hecha, y no sólo una vez: se han rodado hasta seis versiones y vive en el subconsciente del público amante del cine de aventuras, gracias sobre todo a la producida por Alexandre Korda con su hermano Zoltan Korda tras la cámara, una película ni más ni menos que de 1939, posiblemente el año de la mayor cosecha cinematográfica de todos los tiempos. Basta decir que aquel mismo año se batieron en los Oscar -entre otros- títulos como Lo que el viento se llevó, Tú y yo, La diligencia, El mago de Oz, Cumbres borrascosas y Caballero sin espada.

Pero la gran pregunta es: ¿valía la pena hacer Las cuatro plumas de nuevo? ¿Si queremos repetir aquel glorioso año nos basta con volver a rodar aquellas mismas películas? ¿Dónde están las nuevas ideas de las nuevas generaciones? Contestar a esta pregunta me llevaría sin duda más allá de las breves líneas de que dispongo para esta crítica; pero no hago más que dejar por escrito una cuestión que viene a la cabeza de la mayoría de los espectadores cuando ven con desaliento que se vuelven a hacer una y otra vez las mismas películas.

Revisar una novela como la de A. E. W. Mason es, en el fondo, revisar los temas de que habla la obra. Es decir el Heroísmo, la Amistad, la Lealtad, la Fidelidad, el Patriotismo y unos cuantos conceptos más que uno pone con mayúsculas porque, entre otras cosas, se ha criado viendo películas de John Ford en la Sesión de Tarde de los sábados. Por lo cual también le agrada que haya en esta versión una crítica al absurdo y comercialísimo imperialismo colonial británico. En el fondo, esta adaptación nos viene a decir cómo han cambiado desde el año 39 algunos de estos conceptos y cómo otros jamás cambiarán.

Las cuatro plumas, de Shekhar Kapur
Las cuatro plumas, de Shekhar Kapur

Sin duda, Shekhar Kapur sabe dar espectacularidad a la narración. Describe las batallas con intensidad, coreografiando a una multitud de extras en complicadas escenas de cargas de caballería y de lucha cuerpo a cuerpo. Ayudado por un trabajo apabullante de Robert Richardson (Oscar por JFK) como director de fotografía, que logra inmiscuirnos en una duplicidad de ambientes, desde los grandes salones de baile a las polvorientas llanuras del Sudán.

Kapur consigue creíbles interpretaciones. Heath Ledger (El patriota, Monster’s ball), como el «cobarde» protagonista, muestra cualidades para un papel tan físico en ocasiones como, a la vez, tan hacia dentro en sus reflexiones, logrando meterse en la piel de un Harry Feversham lleno de dudas, matizado por un espíritu más crítico con el expansionismo británico que en otras versiones.

Pero sin duda la película tiene un problema: la estructura. Las cuatro plumas no es Pulp fiction (1994). El libro tiene hálito de obra clásica leída a la luz de una chimenea, no de cómic ojeado en el metro, por lo que la película sufre el dañino montaje a la que se ha visto sometida la historia en esta ocasión. Se ha realizado usando y abusando de los flash back y esta suerte de avanzar y retroceder en el tiempo complica inútilmente la continuación de la trama; pero sobre todo rebaja considerablemente el grado de emoción, especialmente en la historia de amor. El espectador a veces no tiene claro en qué punto de los acontecimientos se encuentra. Las historias contadas a trompicones nunca han beneficiado a la épica. Esto se lo explicará muy bien cualquier niño al que le van a leer un cuento y al lector le dé por relatar primero cómo el joven caballero vence al dragón, y luego retroceda al instante en que el joven es nombrado caballero. Desconozco si con ello se ha buscado modernizar la trama y renovar con el montaje lo que no se renueva en el argumento. Si es así, si Kapur ha pretendido pegar su historia demasiado a nuestra época, le auguro a esta versión una pronta ancianidad, porque lo que no se hace con visión de eternidad nace viejo y caduco. 

Ficha Técnica

  • Argumento: A.E.W. Mason
  • Fotografía: Robert Richardson
  • Música: James Horner 
  • País: EE.UU.
  • Año: 2002
  • Distribuidora: Lauren Film
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Reseña
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Escritor de relatos de terror y misterio, y guionista de cine y televisión. Admirador de Ford, Kurosawa, Spielberg y Hitchcock, no necesariamente en este orden