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Las llaves de casa

Amelio muestra en este nuevo trabajo su sensibilidad, ya reflejada, por los débiles. Otra vez los niños y, en esta ocasión, los discapacitados

Las llaves de casa

Las llaves de casa: Niños en su noche

Es bien conocido Gianni Amelio (Cantazaro, Calabria, 1945) por sus celebradas películas Niños robados (1992) y L’America (1994); quizá también Así reían (1998) y Puertas abiertas (1990). Aunque hay alguna más en su haber, él se dedicó previamente largos años a la televisión.

Amelio muestra en Las llaves de casa su sensibilidad, ya reflejada, por los débiles. Otra vez los niños y, en esta ocasión, los discapacitados.

¿Es una historia sentimental? Mejor, de sentimientos, de piedad. Es una historia, ciertamente, la que sostiene el hecho, esa atención, a los niños discapacitados: la historia casi exclusiva de Paolo, el niño protagonista.

Pero diría que no es la historia, la peripecia, más que el necesario soporte para presentar la realidad misma de esa discapacidad, la que sea.

En la película es largamente presentada, y en muchas facetas; pero no resulta… ni insoportable ni desagradable: Paolo es un niño encantador. Los casos tremendos los vemos de paso. Están ahí sin embargo, aunque los veamos poco, y en cine.

Los especialistas -y en primer lugar lo son las madres y los padres- podrán decir del acierto de la presentación de la enfermedad, o de las insuficiencias de Las llaves de casa. Como crítico y más como ser humano he aprendido mucho.

Gianni Amelio, me parece a mí, y los demás guionistas sostienen esa larga presentación de un niño enfermo, nos los muestra en su vivir, con los suficientes «trucos» (dicho sea en el buen sentido) literarios y cinematográficos para que resulte aceptable el relato. Pero lo que debe interesar en primer lugar es la enfermedad del niño, el niño enfermo. Si no… la película puede fracasar en el ánimo del espectador que espere otra cosa.

Hay un padre –Kim Rossi Stuart, magnífico-, inicialmente cobarde…, después consciente de su gran tarea y responsabilidad… Hay una madre ya mayor –Charlotte Ramplig, como siempre convincente- de otra discapacitada, con experiencia de muchos años… Hay esa consciencia de la hermosa carga -«Prepárese para sufrir»-, la realidad del dolor, el misterio del dolor…, hay niños inocentes que… «Niños en su noche», dice esa madre ya mayor. Todo va viniendo con la cámara de Amelio suavemente, como con pasos de gaviota o de paloma; pero no acaba de venir del todo, no acaba de llegar…

Ciertamente no acaba de venir del todo la alegría de amar a un hijo así enfermo; no es fácil hacer llegar el sentido del dolor… ¡Pero un poco al menos! Y sin embargo debieron los guionistas y Amelio de planteárselo, pues en una de las escenas más densas una inmensa Cruz preside la conversación, y la escena final, que es el comenzar, parece verse desde lo alto de un inmenso cielo… Pero, pero ni una palabra; y esas dos imágenes son, me atrevo a decir, insuficientemente significativas en el todo.

De todos modos su importante y valiosa aportación está ahí: Las llaves de casa, el amor de la familia abre la felicidad a esos niños, enciende la luz en su noche. Aunque hablé de una cierta insuficiencia en este filme, quizá, de hecho, en la práctica, es bastante lo dicho por Gianni Amelio a una sociedad que todavía defiende el aborto… Tal vez, no sé.

Ficha Técnica

  • País: Italia (Le chiavi di casa, 2004)
  • Fotografía: Luca Bigazzi
  • Montaje: Simona Paggi
  • Música: Franco Piersanti
  • Distribuidora: Filmax
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