Las niñas

Pilar Palomero retrata de manera fidedigna la etapa del paso de la niñez a la adolescencia, la pérdida de la inocencia

Las niñas (2020)

Las niñas: Adolescencia, años 90

Parecía muy claro desde su estreno en el Festival de Cine de Berlín (Berlinale, 2020) que Las niñas, primer largometraje de Pilar Palomero, estaba predestinado para conseguir algo importante. Un cuaderno viejo de apuntes de religión encontrado en la casa de sus padres sirve de inspiración a la cineasta para crear una historia apasionante que recorre la travesía existencial de una generación de mujeres que eran niñas en la España de los años 90. Un grupo de niñas que crece y se educa en medio de un ambiente social muy contradictorio: una época que todavía retiene comportamientos del pasado reciente, aunque mira hacia el futuro.

La película se inicia con una potencia visual y narrativa muy significativa. Unos primorosos primeros planos nos acercan los rostros de tres niñas que cantan durante un ensayo del coro en el colegio religioso donde estudian. Pero no escuchamos sus voces, solamente distinguimos sus gestos. La monja directora del coro explica a sus alumnas el sentido de este entrenamiento: “tiene que parecer que cantáis”, y señala al final de la sesión a las cinco chicas que no cantarán. La expresión facial de una de ellas, Celia, delata el vacío que acaba de experimentar al conocer la injusta decisión. La secuencia es el brillante punto de partida de una cinta muy sugerente.

En su ópera prima tras un largo periplo por el cortometraje, Pilar firma un relato íntimo y evocador a través de la mirada de Andrea Fandos -un auténtico descubrimiento- que interpreta a Celia, una niña de once años que estudia en un colegio de monjas en Zaragoza y que vive la complicada fase de la adolescencia. Ella nos deja una visión del entorno social que la rodea, un mundo que esconde verdades que no se afrontan.

Andoni Erburu, un actor de nueve años, hacía lo mismo en Secretos del corazón (1997), de Montxo Armendáriz. Así, desde la infancia se genera el punto de vista de la película que consigue empatizar con el espectador y, sobre todo, con las mujeres de una generación que se sienten totalmente identificadas con lo que se cuenta. Creo que ahí está otra de las claves, Palomero ha sabido mostrar la vida de unas niñas que crecen recibiendo mensajes contrapuestos, de dos mundos diferentes, que crean en ellas una incertidumbre existencial que ha hecho del silencio una opción vital.

Pilar se detiene en el detalle: la campaña del “Póntelo, pónselo”, las películas que emite Canal+, con esos códigos geométricos que despiertan la curiosidad, es decir, muestra la cotidianeidad de unos días que propicia la empatía de muchas mujeres que los vivieron de la misma manera. Andrea G. Bermejo se hace eco del certero planteamiento del filme: «Hay películas que tienen el poder de hablarte de tu propia vida».

Posteriormente llegan los reconocimientos -numerosos- y como colofón los premios Goya a mejor película, guion, dirección novel y fotografía, la consolidación de un trayecto incontestable. Todo ello, en un año muy complicado en el que el cine y la cultura en general han pagado un peaje muy caro por las consecuencias derivadas de la pandemia mundial del COVID-19.

La memoria

En esta primera parte, Pilar Palomero centra su óptica en la España de los años 90, un país que presume de haber conseguido estar cerca de los círculos de poder de Europa. Son los días de la Expo del 92 en Sevilla y también de los Juegos Olímpicos de Barcelona. Momentos en los que, frente a la apertura social que se disfruta, todavía perviven rescoldos de un pasado reciente que lacran el crecimiento de España.

En 2020 convergen dos cineastas que se interesan por recuperar esos años de nuestra historia. Además de Pilar Palomero, el murciano Luis López Carrasco en El año del descubrimiento (2020), también premio Goya al mejor documental, se ocupa igualmente de un año (1992) en el que conviven el oropel de los fastos con las derivas de los excesos, y anteriormente Carla Simón con Verano del 93 (2017) incide en un tema que une a los tres: la búsqueda de la memoria.

La cineasta aragonesa retrata de manera fidedigna la etapa del paso de la niñez a la adolescencia, la pérdida de la inocencia. Muestra una realidad en la que conviven dos discursos: el que reciben las alumnas de un colegio religioso y el que llega de un entorno, el grupo de “las mayores”, al que pertenece la hermana de una de las amigas de Celia y que abre la posibilidad a otras experiencias vitales. Nuevos modos de diversión acechan como el tabaco, el alcohol y el sexo. Ellas se entregan también a la música, en especial de bandas locales como Niños del Brasil o Héroes del Silencio, grupo del mítico Enrique Bunbury.

[…]

El estudio crítico completo de esta película se encuentra en el libro Cine Pensado 2020, que puedes adquirir en este enlace:

Ficha Técnica

  • Fotografía: Daniela Cajías
  • Montaje: Sofi Escudé
  • Música: Juan Carlos Naya
  • Duración: 100 min.
  • Público adecuado: +16 años (X-D-)
  • Distribuidora: BTeam
  • España, 2020
  • Estreno: 4.9.2020
Suscríbete a la revista FilaSiete
Salir de la versión móvil