L’immensità

L’immensità: Crialese mira a su adolescencia

· Crítica de L’immensità | Estreno 28 de octubre de 2022.
· Los personajes viven atrapados, ya sea en una vida familiar infeliz, en su cuerpo, en el colegio o en una sociedad que no les entiende.

Roma. Década de 1970. El país experimenta una situación de boom económico y urbanístico a la vez que los modelos sociales y los convencionalismos se vienen abajo. Entre todo el tumulto resuena la historia de una familia y los conflictos dentro de ella. Clara y Felice están casados, pero ya no se aman. La discusión está a la orden del día en el hogar. Adriana, la hija mayor, experimenta el paso de la infancia a la adolescencia, haciendo que se tambalee más la estabilidad familiar.

- Anuncio -

La película, que formó parte de la Sección Oficial del 79º Festival de Venecia, es quizás la más personal de Crialese (Roma, 1965) que ya destacó en ese festival hace 20 años con Nuevo Mundo.

Ahora afronta su quinto largo, una historia basada en su propia infancia y en la época que le tocó pasar de niño a adolescente. Como director, Crialese siempre se ha caracterizado por retratar la realidad social de Italia, con temas como la inmigración o la maternidad tratados en 2006 en la fábula neorrealista Respiro. Los personajes de L’immensità viven atrapados, ya sea en una vida familiar infeliz, en su cuerpo, en el colegio o en una sociedad que no les entiende. Se liberan cuando, juntos, ven la televisión o recurren a la imaginación como forma de evasión. La sinceridad de Crialese en su relato lo hace íntimo, emotivo y cercano.

El guion destaca en la construcción de los personajes; polifacéticos, llenos de matices y de aristas dramáticas, profundos y complejos, a la vez que familiares para cualquiera. La protagonista, la hija mayor Adriana, está interpretada con solvencia por la debutante Luana Giuliani. Clara, la madre, es Penélope Cruz, que se luce en un papel cortado a la medida de sus dotes interpretativas, como mujer superviviente al desmoronamiento de su matrimonio. Un trabajo memorable que nos recuerda a Gena Rowlands en Una mujer bajo la influencia y a la mejor Sophia Loren en Una jornada particular. Se trata de un personaje que llena de alegría al espectador pese a sus defectos como ser humano. Vincenzo Amato interpreta a Felice, el padre. Se trata de la cuarta colaboración de Amato con su amigo Crialese y se nota que ambos se entienden. La dirección de fotografía de Gergely Pohárnok logra un estilo naturalista en el uso de la luz. La música de Rauelsson nos traslada a los 70 muy bien conjuntada con el diseño de producción y el vestuario de Massimo Cantini Parrini.