Litus

Litus | Retrato de una generación

Litus, hombre joven, lleno de encanto, de talento, y alma de un buen grupo de amigos, se suicida. La película cuenta una reunión que tuvo lugar unos meses después, convocada por el hermano de Litus quien, siguiendo instrucciones, dará a cada uno de ellos una carta de despedida del finado. Este encuentro, que comienza como una fiesta entre amigos, se complicará, les llevará a enfrentarse, a sincerarse, a afrontar el duelo, a replantear su relación entre ellos, hacer las paces y plantar cara al futuro de una vez.

Litus se basa en la obra de teatro homónima de Marta Buchaca, aunque el guion final incorpora ideas, personajes y situaciones que son del director. Dani de la Orden (El mejor verano de mi vida) ha realizado la que considera su obra más personal, primando el retrato de una generación por encima de los enfrentamientos entre los diversos protagonistas.

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El resultado es interesante; la obra original y sus modelos -hay miles-, desde 10 negritos y La cena de los condenados hasta Los amigos de Peter -citada expresamente a lo largo de la tarde-, siempre funciona: reunión inesperada, mensaje de ultratumba, secretos que saldrán a la luz, etc. Además, el reparto es excelente y está en plena forma.

Queda el tratamiento del tema; Dani de la Orden se ha propuesto exponer la dificultad que tiene su generación para mostrar sus sentimientos, y su tremenda inmadurez. Propósito loable, queda por ver si lo ha conseguido. En el caso presente preguntar es responder: partimos de una obra de teatro y los actores son grandes, y hablan mucho pero hacen poco. Son convincentes pero les creemos porque nos lo cuentan, salvo Adrián Lastra, grande en su infantilismo. Con todo, se trata de una obra que funciona bastante bien, es agradable y -si bien no resuelve- señala el gran problema de la inmadurez de buena parte de su generación, que no es poco.