London river

La nueva película de Bouchareb es sencilla y profunda a la vez, entrando de lleno en la corriente de cine social británico

London River (2009)

London river: Unidos por el dolor

En el mes de julio de 2005 la capital inglesa sufrió una serie de atentados de Al Qaeda que se saldaron con una cincuentena de muertos. En este marco se sitúa la película de Rachid Bouchareb (Days of glory): tras los atentados, Elisabeth Sommers, agricultora viuda, preocupada por no recibir noticias de su hija Jane, que estudia en Londres, decide acudir personalmente a la ciudad para ver cómo se encuentra.

Elisabeth descubre, sorprendida, que Jane vive en un barrio de inmigrantes y que comparte piso con un joven africano llamado Alí. Su camino se cruza con el de Ousmane, viejo africano afincado en Francia, que también ha venido a Londres para enterarse del paradero de su hijo Alí.

El encuentro será difícil, todo les separa: la edad, el sexo, la raza, la cultura, el idioma y la religión; pero su objetivo es el mismo, encontrar a sus hijos, y su búsqueda tiene un punto de partida común, una foto tomada en la mezquita, donde ambos estudiaban árabe.


La nueva película de Bouchareb es sencilla y profunda a la vez. Se inserta descaradamente en la corriente de cine social británico, próxima a los primeros filmes de Stephen Frears y a los Secretos y mentiras de Mike Leigh, de quien toma el tratamiento del racismo y la actriz principal.

La fórmula utilizada es simple y eficaz, dos personas diametralmente opuestas se encuentran y están obligadas a convivir hasta que descubren que tienen más en común de lo que parecía.

La dificultad consiste en lograr que los encuentros sean verosímiles, la evolución plausible y la tensión continua. Y en estos tres puntos el director se luce; toda la película rebosa autenticidad, en buena medida gracias al excelente trabajo de Brenda Blethyn y Sotigui Kouyaté -este último premiado en Berlín-, capaces de reflejar recelo, preocupación, ansiedad, esperanza, simpatía y amor cómo y cuándo hace falta.

Elisabeth y Ousmane se descubren a sí mismos, descubren a sus hijos -generación muy diferente a la suya-, y descubren al otro; y estos descubrimientos son un mensaje de tolerancia, apertura y humanidad para todo aquel que quiera prestarles atención.

Nada nuevo, en realidad, pero la película es tan pequeña, tan encantadora y tan falta de pretensiones que seduce y conmueve.


Los actores.

Que alguno diga que es previsible.

Ficha Técnica

  • Reino Unido, 2009
  • Jérôme Alméras
  • Yannick Kergoat
  • Armand Amar
  • Vértigo
  • 87 minutos
  • Mayores de 16 años
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Reseña
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Historiador y filólogo. Miembro del Círculo de Escritores Cinematográficos. Ha estudiado las relaciones entre cine y literatura. Es autor de “Introducción a Shakespeare a través del cine” y coautor de una decena de libros sobre cine.
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